El cine 2

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Estaba en la cama aun sorprendida con lo que había pasado en el cine con Ricardo el amigo de mi padre, miraba el techo sin poder dormir, justo cuando recordé una foto que había en mi habitación de Ricardo, la cual fue tomada en una de las fiestas que mi padre había organizado, recuerdo que había tomado muchas fotos en esa fiesta, para mantenerlas como recuerdos en mi álbum personal, la retire del álbum para observarla nuevamente, al mirarla no pude evitar recordar lo que sucedió ese día, las sensaciones de mi cuerpo al sentir sus dedos en mis muslos, como mi piel se erizo completamente a su contacto, cerré los ojos mientras recordaba esa situación, mi mano derecha se movió instintivamente hacia dentro del pantaloncito de mi pijama, me gustaba empezar lento mis dedos recorrían cada centímetro de mi panty, mi piel se erizaba con cada suave masaje que realizaban mis dedos, mi mano derecha estaba concentrada en darme placer mientras la izquierda sostenía su foto.
La volví a mirar mientras lo imaginaba, lo deseaba dentro de mí, quería sentir que me hacía suya, mis dedos fueron más traviesos perdiéndose dentro de mi panty, masajeé mi entrada en un leve movimiento circular que fue subiendo de intensidad a medida que pasaban los minutos, la aparición de mis fluidos delataba mi excitación, moje mis dedos para subir a masajear mi clítoris, mis dedos se movían lento rodeando la sensible área para luego masajear ese punto tan sensible, volví a cerrar los ojos mientras me entregaba al placer, lo imagine viendo cómo me masturbaba, sabía que era un espectáculo que disfrutaría causándole una gran erección, imagine su pene duro como lo habían sentido mis dedos.
Mi cuerpo empezó a sudar, mi pelvis se arqueaba con cada roce que recibía mi clítoris, mis pechos estaban duros, mis pezones se contraían al sentir esas corrientes de placer, lo podía ver en mi imaginación, parado frente a mí, completamente concentrado a los movimientos de mis dedos, con su pene erecto deseando penetrarme, cada caricia de mi mano duplicaba mi placer, me hacían estremecer, mi clítoris estaba muy hinchado y sensible en ese momento, de mis labios escapaban leves gemidos de placer, lo imaginaba encima de mi cuerpo, penetrándome con dureza, entrando hasta el fondo y volviéndome loca de placer, mis dedos se movieron más rápido, sentía como mi cuerpo se inundaba de un calor que me causaba escalofríos de placer en mi interior.
Mi sudor aumentaba al igual que mi cansancio cuando comencé a sentir como mi placer amenazaba con desbordarse, abrí mis piernas completamente mientras lo imaginaba poseyéndome con dureza e intensidad para derramarse en mi interior, cerré los ojos y me concentré en las sensaciones que comenzaban en mi vagina y se extendían por todo mi cuerpo, un leve hormigueo comenzó por mis piernas, pasando a mis muslos y entrando de golpe a mi entrepierna, como si su boca me acariciara, mi calor era evidente, mi cuerpo presentía mi clímax, quería alargarlo para que nunca terminara, mantenerme en esa burbuja de placer y lujuria eternamente y justo en ese momento esa burbuja exploto cuando mi clítoris reacciono a mi orgasmo, un rayo de placer lo atravesó logrando que palpitara y se contrajera causando unas deliciosas sensaciones de placer que golpearon mi cuerpo de manera tan deliciosa, mi mente quedo en blanco por unos minutos mientras recuperaba mi aliento, abrí los ojos mientras descubrí que debía cambar mi panty, estaba totalmente empapado de mi fuerte venida.
Al día siguiente recibí una noticia que me alegro aunque disimule delante de mis padres, pasaríamos el fin de semana en una casa en un lugar turístico alejados de la ciudad, mi papá había invitado a Ricardo para que nos acompañara, volvería a estar cerca de él, al llegar el fin de semana llegamos a la casa, el clima era agradable rodeados de montañas, muy cerca del rio, la casa era amplia, tenía 4 habitaciones, una gran piscina en medio, una barbacoa si deseamos asar alguna carne y una mesa de billar como entretenimiento, al llegar Ricardo nuestras miradas se encontraron, podía sentir esa tensión que existía entre nosotros pero disimulamos muy bien ante mis padres, pasamos la tarde arreglando nuestras ropas y preparándonos para tener un pequeño asado antes de dormir, por curiosidad me fui a ver la mesa de billar, realmente lo había jugado muy poco con unos amigos que me habían enseñado, por eso arme la mesa y me puse a jugar para entretenerme.
—Noto que te falta algo de práctica.
La voz gruesa de Ricardo definitivamente alteraba mi cuerpo, lo mire observándome en el marco de la puerta del cuarto donde se encontraba la mesa de billar.
—Aprendí hace muchos con unos amigos y tengo más de un año que no juego, por eso entenderás mi falta de práctica—le respondí.
—Debes mejorar tu agarre—me dijo Ricardo acercándose por detrás.
Me tomo de la cintura mientras me guiaba a apoyar mi mano en la mesa, su cuerpo se pegaba al mío mientras me mostraba como debía sostener el taco, podía sentir su aliento en mi cuello.
—Así debes sostener el taco—me dijo con su voz gruesa.
—Eres un buen maestro—le respondí.
Mis palabras se ahogaron en el silencio, sentí sus besos en mi cuello mientras se apretaba contra mi cuerpo, sus manos me recorrían mi cuerpo, masajeando mis pechos y mi cintura.
—Te deseo—me susurro cerca del oído mientras mordía el lóbulo de mi oreja.
Levante mi cuerpo mientras me seguía besando el cuello, sus manos masajeaban completamente mis pechos, sus besos en mi cuello me transmitieron su calor, podía sentir su dura erección sobre mis nalgas a pesar de la ropa, sus dedos buscaron el cierre de mi pantalón, para abrirlo y meterse dentro, nuevamente sentí ese intenso masaje de sus dedos sobre mi excitada vagina, él no perdió tiempo para meter su mano dentro de mi panty, tocándome con delicadeza, haciéndome sentir esas sensaciones de placer con su tacto, sensaciones que había disfrutado en el cine, sus dedos tentaban la piel caliente de mi vagina, su dedo medio amenazaba con invadir mi interior, me recordó mi masturbación de anoche, en ese momento deseaba sentir algo más grueso que su propio dedo.
De repente la voz de mi madre apago mi calentura, nos separamos mientras me acomodaba la ropa, debía salir del lugar antes que mi madre me buscara, le dio un beso antes de salir corriendo del cuarto, él había encendido mi deseo, deseaba estar a solas nuevamente con Ricardo, la tarde transcurrió y decidimos hacer el asado y disfrutar la piscina, vi la oportunidad de tentar a Ricardo eligiendo un bikini negro que sabía muy bien que realzaría mis nalgas, en la piscina lo observaba tomando cervezas con mi papá mientras yo me bañaba en la piscina con mi mamá, lo agarre mirándome fijamente varias veces, debía estar deseando volver a acariciar mi cuerpo y eso me excitaba, esa tensión sexual generada por dos personas que desean comerse mutuamente me encantaba, muy cerca de las 9 de la noche mi papá se emborracho, mi mamá le pidió a Ricardo que lo ayudara a llevarlo al cuarto para que durmiera, me quede en la piscina, sabía bien que si mi madre decidía dormir, Ricardo y yo terminaríamos solos en la piscina.
Así sucedió efectivamente, él regreso minutos después para informarme que mis padres se irían a dormir.
—¿Por qué no me acompañas? —lo invite a la piscina de forma coqueta.
—No tengo ropa para la piscina, tendría que ir a mi cuarto a cambiarme.
—En verdad crees que necesitas ropa para acompañarme—mis palabras eran prácticamente una invitación muy atrevida.
Me sonrió mientras empezaba a quitare la ropa, primero fue su camisa, luego sus zapatos y pantalón para quedarse en boxer, desde mi posición admiraba su cuerpo semidesnudo bien conservado, no parecía que pasara de 40 años, al entrar al agua fue directamente hacia mi para besarme, sus manos me sujetaban fuertemente la espalda mientras la acariciaba, sus besos despertaban mi deseo, sus manos bajaron a mis nalgas, las agarro de forma tan posesiva que me hizo estremecer, su cuerpo era muy firme, sentía su erección presionándome a la altura de mi entrepierna, sus besos bajaban a mi cuello, sus manos masajeaban sin descanso mis nalgas, sus besos fueron bajando para que su boca besara el contorno de mis pechos por encima del vestido del baño, al estar mojado mis pezones sobresalían en la tela mojada, él no dudo acariciar mis pezones con la punta de su lengua mientras me había llevado a una esquina de la piscina.
Su cuerpo me atrapaba contra uno de los lados de la piscina, su lengua traviesa no le daba descanso a mis pezones, uso su mano para liberar de mi bañador mi pecho derecho, para luego atraparlo con su boca, su boca cálida me causaba miles de sensaciones sobre mi pecho desnudo, mi pezón derecho se endurecía de placer al sentir la punta de su lengua, esa suave succión que realizo momentos después sobre mi pezón me enloquecía, con sus fuertes brazos me cargo para sentarme en el borde de la piscina, coloco su cuerpo entre mis piernas sin dejar de besarme, sus besos eran fuego, mi cuerpo se derretían al recibirlos, su boca bajaba a mi cuello y mis pechos para aumentar el placer, podría sentir su dureza con más fuerza, me empujo hacia el piso de la piscina mientras bajaba a besos por mi cuerpo, paso de unos besos ardientes en mis labios a bajar lentamente por mi cuello, su boca succiono mi pecho desnudo con firmeza para bajar lentamente por mi abdomen y jugar con mi obligo con la punta de su lengua.
Su boca bajo aún más hacia la parte inferior de mi bikini, sus labios jugaron cerca del borde, besos cerca de esa área despertaba mi piel, bajo inesperadamente hacia el interior de mis muslos, sus suaves besos combinados con las lamidas de su lengua causo que le abriera las piernas, invitándolo a que probara mi caliente vagina que se moría por ser acariciada por su boca, pude sentir su aliento calienta tan cerca del área que cuando comenzó una lamida por encima de mi bikini mi cuerpo se estremeció completamente, sentí sus dedos sobre la tela masajeándome intensamente y luego esa lengua caliente acariciando con su punta el área previamente masajeada, sus dedos no tardaron en apartar la tela de mi bikini, nuevamente su aliento caliente amenazaba con incendiar mi área tan sensible que ardía de deseo, sentí su lengua húmeda deslizándose por mis labios vaginales hasta llegar a mi clítoris, para luego regresarse hasta la parte baja de mi vagina, sus lamidas eran lentas, esa lengua tan húmeda me enloquecía, esa justa presión que hacía con la punta de su lengua cerca de mi clítoris me hacía ver estrellas.
Mis jugos salían de mi vagina abundantemente, estaba muy caliente mientras Ricardo ahora movía su lengua más rápido, eran pinceladas de placer que castigaban mi vagina, de esas caricias lentas no quedaba casi nada, su lenga me castigaba como un rayo, muy cerca de mi clítoris pero sin rozarlo directamente, mi clítoris ya estaba hinchado en ese momento, deseando ser acariciado directamente por su lengua traviesa, su lengua se concentraba en mis labios vaginales, me los lamia, me los estiraba suavemente  y me daba rápidos besos que em estremecían completamente, su lengua marcaba el camino en mis labios vaginales, subiendo mientras los acariciaba, se detenía con la lengua para succionar mis labios vaginales haciéndome gemir suavemente, le abrí más las piernas disfrutando de una manera indescriptibles sus caricias, su roce repentino en mi clítoris hacía que arqueara mi cuerpo.
Ricardo me enloquecía con sus caricias, su lengua seguía acariciando mis labios vaginales mientras dos de sus dedos presionaban la entrada de mi vagina, esa presión era una delicia combinada con el experto toque de su lengua, sentí como su lengua rodeo mi clítoris para lamerlo con movimientos circulares, esa caricia era una delicia en mi punto más sensible, sentí sus dedos mover ligeramente el capuchón de mi clítoris y la punta de lengua moviéndose como si dibujara una letra sobre mi clítoris, para luego tomarlo entre sus labios, me apretó con suavidad antes de succionar de forma rítmica mientras seguía con sus dedos presionando la entrada de mi vagina, esa combinación de caricias me arrancó un fuerte gemido mientras mis paredes vaginales comenzaban a temblar, mis jugos salieron abundantemente hacia la boca de Ricardo que los trago con deseo, temblé en espasmos de placer mientras su lengua limpiaba con dedicación los rastros de mi venida.
Miraba el cielo en esa noche estrellada, Ricardo con su boca me había hecho ver las estrellas, tarde unos minutos en recuperarme de tan violentas sensaciones que había experimentado mi cuerpo, nos despedimos con un beso, llegue a mi cuarto mientras suspiraba, si eso había experimentado el primer día de mi viaje que me esperaba durante el fin de semana.


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