El diario: Restricción

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Nadia había terminado de dar clases, conversaba animadamente con Alfonso cuando lo vio a llegar a lo lejos, el hijo del conserje se mantenía cerca de ella, como si la vigilara, ella quería recuperar su diario, pero no estaba segura como serían los siguientes dos retos que el hijo del conserje le había exigido para recuperar su diario, apenas Alfonso se alejó de ella, él se acercó disimuladamente para susurrarle al odio.

—Quiero que esta tarde me visites en mi casa, estaré solo así que nadie nos molestara para realizar el siguiente reto.

—Estaré ocupada no creo que pueda ir—le respondió Nadia.

—No te estoy preguntando si puedes o no puedes ir, es una orden, así que no llegues tarde—le dijo el hijo del conserje con firmeza.

Nadia quedo sin palabras, en su situación era mejor asistir y cumplir los deseos del pervertido hijo del conserje, después de todo, ese primer reto le había mostrado un mundo que desconocía, además el hijo del conserje era muy atractivo, recordó esos ojos verdes mirándolas, sus manos al tocarla, su voz autoritaria y su cuerpo bien formado, esos recuerdos fueron despertando su excitación, acaso era el hombre que había fantaseado que la dominaba y la castigaba hasta dejarla muerta de placer en sus fantasías escritas en ese diario.

En la tarde decidió cumplir en asistir a la casa del hijo del conserje, Nadia se cuidó para que ningún vecino la viera llegar, al entrar a la casa, el hijo del conserje la llevo a una especie de sótano, era un lugar bastante amplio, tenía un colchón en el piso, una mesa con varios objetos que no pudo identificar a simple vista, un pequeño sillón pero lo que más llamó la atención de Nadie era una cuerda que se encontraba colgando en medio de ese sótano, a la altura de su entrepierna, ella estaba curiosa por saber cuál era la intención del hijo del conserje al tener colgada esa cuerda.

—Hoy realizaremos el segundo reto, lo llamare restricción del orgasmo, ese será tu objetivo, no podrás tener un orgasmo a menos que yo te lo permita y no te dejare venirte antes de poner tu cuerpo al límite de tu excitación, espero estes preparada para este reto.

—Empecemos quiero terminar rápido con este reto.

El hijo del conserje sonrió ante esas palabras de Nadia, acaso ella quería desafiarlo, era hora que le diera una gran lección.

—Tienes mucha ropa, quédate solo con tu ropa interior, tienes un lindo cuerpo y me gusta mirarlo.

Nadia lo miro de forma rebelde, este chantajista tomaba muchas libertades con ella, así de la nada.

—No volveré a repetir mis palabras Nadia, te estoy esperando.

La chica lanzo un suspiro mientras empezaba a quitarse la ropa, cuando solo tenía su ropa interior camino hacia el hijo del conserje.

—Ten este libro, sostenlo por arriba de tu cabeza mientras pones tus dos piernas en medio de esta cuerda, iras al principio y al final de la cuerda 10 veces y no tienes que dejar que el libro baje más que tu cabeza.

Nadie se extrañó por ese reto, la distancia entre el inicio de la cuerda al final solo eran 4 metros, tomo el libro que le ofrecía el hijo del conserje, levanto una de sus piernas para que la cuerda quedara en medio y comenzó a caminar, al dar unos pocos pasos se dio cuenta de su error, Nadie no había mirado con atención esa soga, la cual tenía varios nudos atados que al caminar le presionaban su panty, rozando deliciosamente su vagina, cada paso le hacía sentir un escalofrió de placer que despertaba su excitación, el hijo del conserje también había tomado de su mesa un pequeño látigo de tiras, cada vez que ella se movía sentía los latigazos en sus nalgas, un leve ardor que no le molestaba.

Al dar dos vueltas en la soga Nadia sintió que debía detenerse para controlar su excitación.

—No te detengas, sigue caminando Nadia.

El libro de las perversiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora