𝟬𝟮𝟬

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Comenzaba a despertar poco a poco de su letargo, cosa que no tenía desde largos meses atrás, pues hacer planos hasta la madrugada, el insomnio y las deudas le habían arrebatado gran parte del sueño. Sentía paz, removiéndose cómodo en su lugar. Descansaba en una superficie cálida, que subía y bajaba lentamente con constancia.

Sus claras pestañas se separaron, dejando ver los rubies. Su cabellera rubia completamente suelta se desparramaba por el abdomen del escriba, quien se encontraba entre sentado y acostado, apoyándose del espaldar de la cama. Alzó un poco la mirada para observarlo, leía un libro, y según lo que dictaba la portada, parecía ser de.. fantasía.

─ Pensé que no te gustaba lo ficticio. ─ su voz salió algo grave puesto a que recién despertaba. Obtuvo una mirada suya, mientras su expresión de calma e indiferencia permanecía en su rostro.

─ Te equivocaste. ─ fue su respuesta, mientras su pulgar pasó de intercambiar las páginas a acercarse al rostro de Kaveh, comenzando a limpiarle las lagañas, mover los cabellos que estorbaban en su cara, entre otros detalles. ─ ¿Qué te hace pensar eso? ─ preguntó.

─ Eso no tiene lógica. ¿Donde está lo racional en eso? No le veo el sentido. Equis cosa se parece a Kaveh. ─ dejaba que el contrario le limpiase la cara con normalidad, mientras repetía frases que había dicho Al Haitham en más de una ocasión, imitando su tono, forma de hablar y acento, con el único propósito de molestarlo.

─ Lo último no tiene nada que ver.

─ ¿Cómo que no?, cuando comparas algo conmigo es porque piensas que es estúpido, cosa que sinceramente, me ofende. ─ en su voz se podía ver reflejado el drama que hacía.

─ No es cierto. ─ en realidad, cuando comparaba algo con Kaveh, es porque le parecía lindo o brillante, cosa que aún hace. A veces son conceptos, como belleza.

El arquitecto dejó escapar una leve risa ante su propia actuación, conmoviendo al escriba, quien no pudo hacer más que emocionarse, aunque su cara fuese igual de inexpresiva que una puta piedra. Cuando dejó sus ojos limpios, comenzó a remover la baba que escurrió de su boca mientras dormía, a muchas personas le daría asco, pero en pocos casos, cuando se ama a alguien puedes obviar esos aspectos.

─ ¿A qué hora te vas a la Akademiya? ─ peleó un poco con su mano, le daba cosa que otra persona tocara sus fluidos con tanta facilidad.

─ No voy a ir. Me levanté poco antes que tú, mas ya son las dos de la tarde. ─ con esa respuesta Kaveh suspiró. Ambos se habían dormido a eso de las tres y cuarto de la mañana a causa de aquella pelea, era obvio que no lograría despertar con nulas horas de sueño.

El rubio comenzó a estirarse un poco, levantándose del abdomen del escriba, listo para dar inicio a su día. Debía recoger el desastre que quedó en su habitación a consecuencia de su previo ataque de ira. Estaba realmente cómodo, pero las potentes ganas de orinar perturbaron su paz. Justo cuando iba a salir de la cama, fue atraído por el menor, quien quería que se quedara ahí.

─ Suelta, que me estoy meando. ─ se quejó, abofeteando con suavidad la mano que lo sostenía, la misma no se movió ni un pelo.

─ No.

─ ¿Acaso quieres que te orine?

─ ...Está bien, vete.

─ Porque si quieres, te arrodillas y..

Bᥲᥴk h᥆ᥣᥱ ᥲᥒd h᥆r꧑᥆ᥒᥱ᥉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora