─ ¡Mmm!, este pudín de Padishá está riquísimo, pruébalo. ─ una pelirroja disfrutaba de su postre en el Café Puspa, compartiendo mesa tanto con el escriba como con el arquitecto. Acercó la cuchara a la boca del rubio, dejando que el mismo pruebe las delicias que podían preparar en aquel establecimiento.
─ Hmm.. ─ Kaveh no rechazó la oferta y se animó a probarlo, saboreando para poder dar su humilde opinión. ─ Me gusta más el que haces tú, personalizado y casero. ─ indicó con una leve sonrisa. Kaveh era un glotón que disfrutaba la comida, pero incluso así, se las saltaba por despiste. Al Haitham siempre tenía que recordarle que debía de comer.
El escriba solo leía mientras tomaba una bebida helada, parecía ajeno a lo que sea que hablaban esos dos. Sus ojos se posaban de vez en cuando en la bailarina, analizando a detalle. Esta vez no traía su tocado y sus ropas eran más cómodas, fuera de lo que era en el Teatro Zubayr. Un simple vestido blanco desmangado y no tan corto, la temperatura de ese día estaba tan alta que incluso él mismo tuvo que despojarse de su ropa formal y buscar lo más fresco. La ola de calor era exagerada, tanto que se paralizó el trabajo y gran parte de la población salió a comer postres fríos o bañarse en los ríos.
─ Al Haitham, ¿quieres probar? ─ preguntó la de ojos azules, esperando una respuesta, pero se quedó en blanco cuando siquiera tuvo pizca de su atención. ─ Eh, bueno.. creo que eso es un rotundo no, supongo. ─ dijo en un tono bajo y con algo de duda. Ya había pasado por sus actitudes en ocasiones previas, como en el Akademiya Extravaganza y la pijamada, no sabía porqué le sorprendía a estas alturas.
Kaveh tocó el brazo del de cabellos grises, llamando su atención. Le hizo varias señas con las manos, y con ello Haitham le dió una respuesta.
─ No como cosas dulces. ─ dijo, antes de volver a su lectura. Así que a diferencia de la última vez, no la estaba ignorando, si no que no la escuchaba directamente.
─ El café está muy ruidoso... se vio obligado a aislarse. Puedes hablarle en señas. ─ no sabía nada de señas, siquiera la letra 'a', pero se sentía algo más tranquila al saber que no le ignoraba a propósito. ─ Sus auriculares se dañaron cuando fue una semana al desierto para una investigación. Los intenté arreglar pero eran insalvables, me tomó alrededor de tres meses volver a hacerle unos. ─ explicó Kaveh en uno de esos pequeños "episodios" donde se ponía a hablar sin parar, ni una pausa. Sus manos se movían de aquí para allá a cada dato que soltaba, definitivamente un hombre muy expresivo. ─ Los hice iguales, solo mejoré las capacidades de cancelación, reproducción de música y grabación de.. ─ al darse cuenta que se envolvió hablando, dejó de parlotear casi de inmediato. ─ Disculpa, hehe.
La de cabellos rojos solo escuchó atentamente la bomba de información, no le desagradaba del todo. Como artista, comprendía lo emocionante que era hablar de creaciones e inspiraciones. Le pasaba muy a menudo cuando tocaba el tema de la Diosa de las Flores, o cuando se ponía a explicar una danza a alguien que no tenía la menor idea de danza.
─ No pasa nada. ─ contestó con una sonrisa amable, el arquitecto no tenía que disculparse por cosas que formaban parte de su naturaleza.
─ Por cierto, ya vuelvo. Voy a pedir otro jugo frío, a este paso me voy a derretir. ─ se quejó de forma dramática, antes de levantarse de su asiento y caminar al mostrador. Nilou quedó sola con Al Haitham.
Quería conversar con él. Tratar de tener una pequeña comunicación al menos, pero sin saber lenguaje de señas, supo que no podía hacer mucho. En eso, se puso a pensar un poco. No sabía casi nada de Haitham, solo que era el escriba de la Akademiya, y a eso se le sumaba el cargo de Gran Sabio Actual, al pertenecer a ese lugar, comenzó a cuestionarse muchas cosas. La primera fue si el mismo la veía como un estereotipo de chica cabeza hueca que baila, tal y como los eruditos, o si ante sus ojos aún era una amenaza o roba novios.
Trabajó con él en una misión tan arriesgada como lo era liberar la Arconte, exponiéndose a la cárcel por expresarse de forma artística en la entrada de la Akademiya, pero se preguntaba si fuera de esa estrategia, el mismo la veía como una idiota por sus ideales, o una hormiga sin educación académica.
La pelirroja a veces se sentía pequeña ante aquellos hombres que presumían sus títulos, puestos y cargos, pero eso no impedía que se mantuviera fuerte con su propia ideología. Aunque si tuviese que confesar algo, desde aquel ingenioso plan, expresar su arte mediante el baile le había sido mucho más fácil en comparación al Sumeru de antes, así que Haitham le daba una sensación agradable en cuanto a seguridad. Nilou dió unos pequeños tap en la mesa, llamando su atención.
El hombre sabía que ella no tenía la menor idea de lenguaje de señas, podía leerlo en su rostro. Así que, después de pensarlo dos o tres veces, decidió enseñarle. No era algo propio de él, pero tampoco podía ser tan distante como para ignorar sus intentos todo el rato.
Había dejado de verla como una amenaza hace tiempo, desde que la misma lo hizo abrir los ojos ante sus propios sentimientos hacia el rubio. Lo único que sí se quedó intacto fueron esos celos hacia ella como tal, como persona, aunque ese rasgo iba disminuyendo mientras más se acercaba a Kaveh.
─ Sígueme.
El de cabello gris cerró su libro y lo echó a un lado, poniendo ambas manos en frente, la pelirroja lo copió. De esta forma, comenzó a enseñarle letra por letra, sabía que no iba memorizar todo en un día y que al rato se iba a olvidar de algunas, pero lo importante es que tuviera alguna base por donde comenzar a aprender.
Nilou no sabía la razón por la que el escriba se tensaba cuando había mucho ruido alrededor, o se echaba hacia atrás ante texturas en específico, era un tema que definitivamente no se trataba mucho en Sumeru, pero como toda buena persona, hay que saber empatizar incluso con lo que desconoce. Kaveh tenía muy en claro ese detalle de Al Haitham, pero a petición del mismo, no habló de ello con nadie, prefería mantener eso entre los dos, la única excepción a esta regla era Tighnari.
─ Así que ya se llevan mejor.. ─ susurró el arquitecto para sí mismo mientras los veía desde el mostrador, ya con su bebida. Aquella escena de Haitham enseñándole a Nilou le causó algo más allá de la ternura.
...
Ya en la tarde, donde los tres se encontraban fuera del café, la aglomeración y el calor eran menores. Al ya tener un ambiente más tranquilo sin ciudadanos hablando alto y niños gritando por dulces, Haitham decidió escuchar la conversación de los otros dos, obviamente sin que se enteren, en parte era un poquito chismoso al escuchar intercambios ajenos mientras se hacía el sordo.
─ Oye, ¿cómo acabaste en la casa de Al Haitham? ─ preguntó Nilou con curiosidad, era una duda que ya tenía desde hace mucho pero ni Cyno ni Tighnari quisieron contestarla, así que supuso que era algo que tenía que preguntarle a Kaveh directamente.
─ Digamos que me recogió cuando estaba en el punto más bajo de mi vida. ─ le explicó. ─ Pero durante estos últimos tres meses, finalmente pude ahorrar y conseguí una casa propia. Ahora solo queda decírselo e.. independizarme.
─ Ya veo. ─ respondió la bailarina, mientras los tres caminaban hacia la casa del escriba.
Definitivamente, se hubiese sentido mejor al no escuchar la conversación del todo.
─ Quizá me vaya esta semana o la que viene, ahora que mi deuda no existe, ya es hora de seguir por mi cuenta. ─ se explicó con una leve sonrisa, mientras levantaba su pulgar.
Mejor no escuchaba más, a veces era mejor estar sordo y no enterarse de nada.
ESTÁS LEYENDO
Bᥲᥴk h᥆ᥣᥱ ᥲᥒd h᥆r꧑᥆ᥒᥱ᥉
Fanfiction⌑ ⸝ Aᥣ hᥲιthᥲ꧑, ᥲᥣgᥙιᥱᥒ ᥴ᥆ᥒ ρ᥆ᥴ᥆ ᥆ ᥒᥙᥣ᥆ ιᥒtᥱré᥉ ᥱᥒ ᥣᥲ᥉ rᥱᥣᥲᥴι᥆ᥒᥱ᥉ ιᥒtᥱrρᥱr᥉᥆ᥒᥲᥣᥱ᥉ ᥆ ᥱᥣ ᥉ᥱ᥊᥆, ᥴ᥆꧑ιᥱᥒzᥲ ᥲ ᥱ᥊ρᥱrι꧑ᥱᥒtᥲr ᥙᥒᥲ ᥉ᥱrιᥱ dᥱ ᥱρι᥉᥆dι᥆᥉ h᥆r꧑᥆ᥒᥲᥣᥱ᥉ ᥣᥙᥱg᥆ dᥱ dᥱjᥲr᥉ᥱ ᥣᥣᥱ᥎ᥲr dᥱ ᥉ᥙ᥉ ρᥱᥒ᥉ᥲ꧑ιᥱᥒt᥆᥉ ιᥒtrᥙ᥉ι᥎᥆᥉. Kᥲ᥎ᥱh ᥱ᥉ᥱ ᥴhιᥴ᥆ ᥱ᥊ρrᥱ᥉ι᥎᥆ ᥡ ᥲᥣᥱgrᥱ qᥙᥱ "ιᥒ...