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Gary sentía el agua correr por su cuerpo y el agua salpicar contra el piso de su ducha.

Estaba algo perdido en sus pensamientos, ya había pasado 15 minutos en la ducha, pensando

No tenía nada que hacer, tal vez debería estudiar, o ver alguna película.

Si, eso le ayudaría a despejar sus pensamientos sobre Stan, y los exámenes que se aproximaban

Recordó lo que habían hablado la última vez que se vieron

Sintió un dolor algo punzante en su pecho

Ignoró esto, metiendo su cabeza debajo del agua, escurriendo el poco acondicionador que quedaba en su cabello.

Sintió una repentina melodía proveniendo del exterior de su hogar

Distinguió algunas palabras difícilmente mezcladas con el ruido del agua

"... Si el destino tuvo planes diferentes

Y te herí por accidente

Perdón"

Cerró la ducha, creyendo haber escuchado mal

¿Los vecinos habían puesto música fuerte?

Escucho un poco más

...

Abrió los ojos con sorpresa —... No puede ser.

Le había costado un par de segundos más asimilarlo

Salió de la ducha, secándose y vistiéndose rápidamente. Con nervios abrió la puerta del baño de su habitación y con rapidez, corrió hacía la ventana, colgándose de ésta

¿¡Qué mierda haces?!— Gary tenía la cara tornándose de un color rojo, observando a Stan quien estaba en su patio delantero sosteniendo un estéreo

"No espero amor ni odio

Ya tengo bastante con mi dolor

Maldigo el episodio, lo peor es que yo fui quien lo escribió"

Estaba vestido completamente de negro, con una sombra negra en sus ojos que escurría levemente por sus mejillas.

Tenía una mirada decidida, sin mover un músculo hacía el regaño del rubio

"Me esperan los demonios

Qué deja tu olvido, que juegan conmigo"

Gary apretó los dientes, empujando el marco de la ventana, y alejándose de ésta. Bajo las escaleras con apuro, sintiendo arder sus mejillas y todo su rostro

"Ya sé que es cobarde pedirte en una canción

Perdón"

Abrió la puerta con fuerza, caminando hacía el pelinegro, tomándolo de la remera y arrastrándolo hacía su hogar

Cerró la puerta de un portazo

¿¡Perdiste la cabeza?!— Gary parecía estar por explotar, apagó la radio apretando con rabia el botón rojo de inicio y apagado.

No...— El pelinegro se rascó el cuello

¡Tienes suerte que mis padres se hayan ido a cenar con mis abuelos!— Le dio un pequeño empujón, sentándose en el sillón, puso su cabeza en sus manos —Dios... Me haz dado un susto de muerte— Cubrió levemente su sonrojo

Pensé que te gustaría... Yo... Quería hablar contigo— se sentó junto a él

Gary lo miró detenidamente, finalmente prestándole atención a su atuendo

離さないでください | staryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora