Entre dos planetas / Neteyam Sully

Advertencias

El ambiente en la base de Pandora estaba sorprendentemente diferente en ese día. En lugar de la habitual tristeza y melancolía, el lugar estaba adornado con coloridas banderillas y pequeñas flores, como si el optimismo hubiera decidido manifestarse en cada rincón. En cada pared y esquina se leía el lema: "El planeta Tierra resistirá", como un recordatorio constante de la lucha que todos compartían.

El Jefe Mitchell había convocado a todo el personal para una celebración "especial". La gente se congregaba en el comedor, que había sido transformado en una especie de pequeño salón de baile para la ocasión. Las luces tenues creaban una atmósfera festiva, y la música suave animaba a algunos a mover los pies al ritmo.

Mi mirada recorrió la sala y se posó en Greta, quien estaba sola junto a una pared, observando su bebida con una expresión distante. Aunque siempre habíamos tenido nuestras diferencias y desencuentros, no podía evitar sentir simpatía por ella en ese momento. Sabía que todos en la base habíamos enfrentado muchas dificultades y pérdidas.

Me acerqué a Susy y le susurré que fuera a hablar con Greta y la invitara a unirse a la celebración. Aunque nuestras relaciones no siempre habían sido fáciles, sentía que era importante dejar de lado nuestras diferencias, al menos por una noche, y encontrar un momento de unidad y camaradería.

—¡Buenas noches a todos! -comenzó el Jefe Mitchell, tomando el micrófono en medio de la celebración. El murmullo y el bullicio se calmaron gradualmente. —Hoy estamos aquí para celebrar un logro que nunca habríamos creído posible hace 15 años atrás. Regresábamos a Pandora para reanudar nuestra expedición y, gracias a su esfuerzo y dedicación en cada una de sus misiones asignadas, hoy podemos decir con orgullo que hemos dado un aliento de vida al planeta Tierra.

El Jefe Mitchell alzó su copa en un gesto de reconocimiento y gratitud hacia todos los presentes. Las voces se elevaron en un coro de vítores y aplausos, llenando la sala con un espíritu de camaradería y alegría. Era un momento para celebrar los sacrificios y el arduo trabajo que habían invertido en la misión en Pandora.

Mientras la música y las risas llenaban el comedor, me encontraba en un mundo aparte, sumida en mis pensamientos. A pesar de la alegría que se extendía a mi alrededor, había una nube de dudas y confusión en mi mente que no podía ignorar. Los últimos acontecimientos, las conversaciones con Lo'ak y Susy, e incluso la mirada y el roce fugaz con Neteyam, todo estaba entrelazado en un torbellino de emociones.

Miré a mi alrededor, observando a las personas que bailaban y se divertían, preguntándome si también tenían que lidiar con conflictos internos como el mío. Me preguntaba si alguien más se sentía atrapado entre lo que debería hacer y lo que deseaba hacer. El recuerdo de Neteyam sosteniendo mi mano durante el eclipse se materializó en mi mente, haciéndome sentir el latido acelerado de mi corazón en mi pecho.
¿Realmente me gustaba Neteyam? ¿O era solo una reacción al entorno y las circunstancias? Si admitía mis sentimientos, ¿qué implicaría eso para mi misión y para Pandora en su conjunto? ¿Podría ser egoísta y permitirme un poco de felicidad personal, o debía mantenerme firme en mi deber?
El rostro de Neteyam apareció en mi mente, su sonrisa y su mirada intensa. Recordé nuestras conversaciones, nuestras interacciones, y cómo siempre parecíaz estar ahí cuando más lo necesitaba. Una parte de mí anhelaba estar cerca de él, dejar que las murallas que había construido alrededor de mi corazón se desmoronaran. Pero otra parte de mí tenía miedo, miedo de las consecuencias, miedo de abrirme a un mundo de incertidumbre y vulnerabilidad.

(Dare- Gorillaz)

Mientras mis pensamientos seguían dando vueltas en mi mente, levanté la vista al escuchar mi nombre. Para mi sorpresa, eran Noah, James, Susy, Spider y Caleb, de manera aún más sorprendente, Greta, quienes me estaban invitando a unirme a ellos en la pista de baile. Parpadeé varias veces, sorprendida por su insistencia y la camaradería que mostraban hacia mí.