No respires

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James se lanzó hacia mí con determinación, tratando de estrangularme con su brazo. Su agarre era fuerte, pero yo también estaba decidida a luchar. Con todas mis fuerzas, le golpeé con un puñetazo en la mandíbula, haciendo que se quejara y se retirara momentáneamente.

Este era mi momento. Tomé el vidrio que tenía escondido, poniéndolo entre mis dientes, lo sujeté con firmeza y trepé algunos retazos hasta poder lanzarme rápidamente por su espalda. Agarré su cola neuronal con determinación mientras él intentaba desesperadamente quitarme de encima.

Sosteniéndome con una mano, coloqué el vidrio en la otra y comencé a cortar su cola neuronal. Un grito de dolor escapó de los labios de James mientras su cuerpo se retorcía en agonía. Finalmente, la cola quedó cortada y él cayó al suelo como un saco de papas, tomando lo que quedaba de su sangrante miembro.

Mi corazón latía con fuerza mientras lo veía sufrir. ¿Estaba muriendo realmente? Lo miré, sintiendo una mezcla de satisfacción y horror por lo que había hecho.

(Neteyam)

Spider insistió con preocupación—Si corto tu cola neuronal, tu Avatar morirá.

Susy, a pesar del dolor, seguía insistiendo en que hicieran algo para liberarla, preocupada por Agatha.

Finalmente, Spider tomó una decisión diferente. En lugar de cortar, pateó el pedazo de metal con tanta fuerza que se lastimó el pie, pero logró liberar a Susy, haciéndola caer al suelo. La urgencia de la situación nos llevó a tomar medidas drásticas, y era evidente que cada segundo contaba.

Con un sentido de desesperación, fui el segundo en bajar después de Spider. Lo que vi me dejó atónito: Agatha luchaba ferozmente contra un Avatar. Era una escena que nunca había presenciado antes, un humano enfrentándose valientemente a la fuerza y habilidades que se asimilaban a un Na'vi. La determinación en sus ojos me dejó sin aliento.

(Agata)

"Es hora de terminar" susurré para mi misma y tome bien mi arma, dirigiéndome hacía la figura del avatar que se quejaba frente a mi.

Me subí a su pecho y mientras me encontraba encima de James, sintiendo su pecho debajo de mis rodillas, con el cristal en mi mano temblorosa, su mirada retorcida en su rostro no hizo más que aumentar mi rabia. Sabía que tenía que acabar con esto de una vez por todas. Con un grito de furia, clavé el cristal en su pecho. La sangre brotó de la herida, y James emitió un quejido de dolor, retorciéndose en el suelo.

Sin embargo, mi triunfo fue efímero. Cuando intenté retirar el cristal, una oleada de debilidad me invadió. Mis manos temblaban incontrolablemente, y sentí cómo mi corazón latía desbocado en mi pecho. La incomodidad en mi estómago se intensificó, convirtiéndose en un dolor agudo y punzante.

 La incomodidad en mi estómago se intensificó, convirtiéndose en un dolor agudo y punzante

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Entre dos planetas / Neteyam SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora