Piper no tardó en darse cuenta de que el corazón de Annabeth no estaba en el tour.
Habló de todo el material increíble que ofrecía la magia del campamento, tiro con arco, montar a pegaso, la pared de lava, lucha contra monstruos, pero no mostraba emoción alguna, como si su mente estuviera en otra parte. Señaló el pabellón comedor al aire libre que daba a Long Island Sound. (Sí, Long Island, Nueva York; ellos habían viajado así de lejos en el carro). Annabeth explicó cómo el Campamento Mestizo era principalmente un campamento de verano, pero algunos chicos se quedaban allí durante todo el año, y que habían añadido ya a tantos campistas que ahora estaba lleno incluso en invierno.
Piper se preguntó quién dirigía el campamento y cómo sabía que ella y sus amigos pertenecían allí. Se preguntaba si tendría que estar a tiempo completo, o si le iría bien en las actividades. ¿Podía reprobar lucha contra monstruos? Un millón de preguntas burbujeaban en su cabeza, pero dado el estado de ánimo de Annabeth, decidió guardar silencio.
A medida que subía una de las colinas en las afueras del campamento, Piper se volvió y tuvo una impresionante vista del valle, un tramo importante de bosques en el noroeste, una hermosa playa, el arrollo, el lago de canoas, exuberantes campos verdes y todo el diseño de las cabañas, una extraña variedad de edificios dispuestos en forma de Omega, Ω, con un lazo de cabañas alrededor de una zona verde central y dos alas que salían de la parte inferior de cada lado. Piper contó veinte en total. Una brillaba como el oro, otra como la plata. Una tenía hierba en el techo. Otra asemejaba un estilo romano más bien elegante. También había una de color negro y de un estilo arquitectónico extraño y opresivo.
Todo parecía un mundo distinto a las colinas cubiertas de nueve y campos externos.
—El valle está protegido contra los ojos de los mortales—dijo Annabeth—. Como puedes ver, el clima es controlado, también. Cada cabaña representa a un dios griego: un lugar para que vivan los hijos de cada dios.
Miró a Piper, como si estuviera tratando de juzgar como ella tomaba la noticia.
—Estás afirmando que mi madre... ¿se trataba de una diosa?
Annabeth asintió con la cabeza.
—Te lo estás tomando con calma.
Piper no podía decirle por qué. No podía admitir que acababa de confirmar algunos sentimientos extraños que había tenido durante años, las discusiones que había tenido con su padre acerca de por qué no habían fotos de su madre en la casa, y por qué él nunca le diría exactamente cómo o por qué ella los había dejado. Pero sobre todo, el sueño le había advertido que se avecinaba ese momento.
"Pronto te encontrarán, semidiosa"—había retumbado esa voz—. "Cuando lo hagan, sigue nuestras instrucciones. Coopera, y tu padre vivirá"
Piper tomó aire entrecortadamente.
—Asumo que después de está peculiar mañana, esto resulta ligeramente más sencillo de creer. Así, pues, ¿quién es mi madre?
—Deberíamos saberlo pronto—respondió Annabeth—. Tú eres de ¿qué...? ¿quince años? Se supone que te deberían haber reclamado cuando tuvieras trece. Ese era el acuerdo.
—¿El acuerdo?
—Ellos hicieron un juramento el verano pasado... bueno, es una larga historia. Lo importante es que prometieron dejar de seguir ignorando a sus hijos semidioses, reclamándolos a tiempo cuándo cumpliesen trece años. A veces tardan un poco más, pero ya viste lo rápido que Leo fue reclamado una vez llegó aquí. Debería de sucederte pronto. Esta noche, en la fogata, apuesto a que vemos a tener una señal.
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GIGANTOMAQUIA: El Héroe Perdido
Fiksi PenggemarEste es un mundo distinto al que conocemos, más divino en cierto modo, más retorcido en otros. Los semidioses representan la cumbre de la especie mortal, el punto de equilibrio perfecto entre los dioses y los humanos, y se verán a prueba ante el inm...