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Aegalys Targaryen estaba disfrutando de un tranquilo momento en sus aposentos junto a su adorable bebé Maegor, de apenas cuatro meses de edad. Acariciaba su suave cabecita poblada de cabellos tan dorados como el oro, mientras lo sostenía en sus brazos, completamente ajena a la tormenta que se estaba gestando fuera de sus puertas.

De repente, la puerta se abrió con fuerza y Ellaria Sand irrumpió en la habitación. Su rostro estaba enrojecido por la ira y los celos, y su voz resonó llena de rabia.

La habitación se llenó de tensión instantáneamente, y los ojos furiosos de Ellaria se clavaron en Aegalys.

"¿Qué significa esto, Ellaria?", exclamó Aegalys, intentando contener su propio enfado. "No puedes simplemente entrar así en mis aposentos sin permiso".

"¿Cómo te atreves?", exclamó Ellaria con una mezcla de furia y celos, ignorando completamente lo antes dicho por la princesa. "¿Cómo te atreves a tomar a Oberyn para ti sola? Él es mi amante, mi compañero, y tú no tienes ningún derecho sobre él." Dijo mientras se acercaba amenazante a la princesa.

Aegalys, manteniendo la calma y posando la cabeza de su hijo en su pecho, para poder tapas sus pequeños oídos, miró fijamente a Ellaria y respondió: "Ellaria, debes calmarte. No hay nada real entre Oberyn y yo. Lo que compartimos solo es para aplacar las habladurías sobre la apariencia de Maegor y proteger su futuro."

Ellaria se burló con desdén. "¿Rumores sobre Maegor? ¿Es eso lo que te preocupa? No deberías avergonzarte de tener un hijo bastardo. Los Martell aceptamos a los bastardos en nuestra familia. Pero tú... tú intentas ocultarlo, como si eso fuera algo vergonzoso".

La mirada de Aegalys se endureció y sus ojos se llenaron de determinación. "Maegor no es un bastardo. ¡Nunca lo fue!", exclamó, levantándose con Maegor aún en sus brazos. "Te exijo que salgas de mis aposentos ahora mismo. No permitiré que difames a mi hijo y a mi familia".

Aegalys se levantó, sosteniendo a Maegor en sus brazos, y miró a Ellaria con determinación. "Maegor no es un bastardo", dijo con voz firme. "Es mi hijo, nuestro hijo. Y no permitiré que nadie lo desprecie. Lárgate de aquí antes que llame a los guardias"

Ellaria retrocedió, sorprendida por la determinación de Aegalys. "No tienes derecho a echarme de aquí", dijo con resentimiento.

Ellaria quedó momentáneamente en silencio, sorprendida por la vehemencia de Aegalys. Miró a Maegor, cuyos grandes ojos verdes la observaban con curiosidad e inocencia. Lentamente, suspiró y bajó la mirada, incapaz de sostener la intensidad de la mirada de Aegalys.

"Sé que amas a Oberyn, Ellaria. Y también sé que estás llena de celos y rabia. Pero no puedes proyectar tu frustración sobre mi hijo y nuestra unión", dijo Aegalys con firmeza. "Maegor es un Targaryen legítimo y nada ni nadie cambiará eso".

Ellaria, lleno de dolor y enojo, salió de los aposentos de Aegalys con paso rápido. Mientras se alejaba, las lágrimas resbalaban por sus mejillas, sintiendo una mezcla de celos, frustración y un dolor profundo en su corazón. Aegalys se quedó allí, sosteniendo a Maegor en sus brazos, determinada a protegerlo y a enfrentar cualquier desafío que se interponga en su camino como madre y como princesa.

The Union Between the Dragon and the Red Viper; Oberyn MartellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora