13: Your Corner In My Mind

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JiHyo estaba en todas partes

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JiHyo estaba en todas partes.

Dondequiera que fuera Sana, allí estaba ella.

No sólo cuando estaban en el set o siempre que tenían una agenda juntas como pareja. No, JiHyo estaba allí, aunque estuvieran a kilómetros de distancia.

Su foto estaba pegada fuera de cada tienda de discos.
Se hablaba de su ropa en todas las revistas.
Sus canciones sonaban en cada esquina.

Pero eso no era todo, su rincón en la mente de Sana estaba tan bien establecido que la actriz seguía viendo a JiHyo en cada pelicorta que entraba en la cafetería junto a su apartamento, sus ojos castaños como la miel brillando en cada taza de café.

A Sana le molestaba excesivamente.

Ella no era así.

Nunca había estado obsesionada por alguien, siempre fue solo correr de un ligue a otro. Pero esta vez todo era diferente. La coreana la atormentaba cada momento que pasaba despierta, y ni siquiera podía ponerle fin porque, después de todo, se suponía que estaban locamente enamoradas tanto en la pantalla como fuera de ella.

Esa era la peor tortura, pensó Sana. La sensación de tener a JiHyo tan cerca, de besar sus labios, de cuidarla con cada fibra de su ser y, sin embargo, saber que nada de eso era real.
La rubia se preguntó si la pelicorta había sentido alguna vez lo mismo. ¿Sentía la cantante alguna vez un tirón en el corazón cada vez que le recordaban que todo era fingido? ¿Pensaba JiHyo en ello?

¿Alguna vez pensó en Sana?

Y si lo hacía, ¿en cuántas cosas pensaba la cantante antes de llegar a ella?

Se sentía patética allí sentada, pasando la tarde en su sofá debatiendo —si— y —quizás—. El bar la llamaba por su nombre, el dulce y adormecedor consuelo de una copa parecía su salvación. No duraría, los pensamientos volverían por la mañana, pero incluso el alivio temporal parecía demasiado tentador para rechazarlo en ese momento.

—A la mierda—. Sana dijo mientras agarraba su chaqueta de cuero y caminaba hacia la puerta. Se calzó un par de botines de tacón alto y, salió rápidamente a la fría y oscura noche antes de que pudiera cambiar de opinión.

Llegó a su club favorito quince minutos más tarde. Había una larga cola de gente, todos desesperados por entrar, pero Sana no les prestó atención. Caminó directamente hacia la entrada, sabiendo que nadie le negaría el acceso.
Cualquiera diría que tenía un foco sobre ella mientras caminaba entre la multitud. La gente no podía dejar de mirarla mientras se movía bajo el cálido resplandor de las luces púrpuras, se diría que era un ser etéreo por la forma en que los espectadores reaccionaban ante ella. A Sana le encantaba el poder que ejercía sobre la gente en situaciones como ésta, y era exactamente lo que necesitaba después de todas las sensaciones inquietantes y todos los pensamientos de incertidumbre que la habían acosado últimamente.

— ¿Puedo invitarte a una copa? — Preguntó una mujer.

Era bastante guapa, con su largo y liso pelo rubio miel y sus brillantes ojos verdes. No había nada especial en ella, sin embargo, era sólo otra chica desesperada que vendería la historia de la noche que compartiría con Sana en un santiamén.

Tal vez eso era lo que la hacía parecer tan tentadora.

Tal vez por eso Sana la dejó bailar cerca de ella.

Quizá por eso la invitó a su cama.

Dormir con la chica parecía sencillo y familiar. No había nada nuevo ni sorprendente en la situación, y eso la hacía sentir segura. Sana sabía la tormenta mediática que provocaría, era otro escándalo de Minatozaki que sería noticia de primera plana por la mañana. Pero eso también le resultaba familiar.

Ella tenía el control.

Era su programa, no el de JiHyo.

Pero en el fondo de su mente seguía oyendo esa voz interior que gritaba no mientras su boca decía sí. En su cabeza era el nombre de JiHyo el que sonaba en la noche, los labios de JiHyo los que besaban su piel, el cuerpo de JiHyo el que se movía contra el suyo.

Si así hubiera sido.

Quizá entonces la culpa no la devoraría por dentro.

Quizá entonces no se habría despertado con los gritos de los periodistas.

Tal vez entonces, su teléfono no habría tenido un mensaje de una azabache con el corazón roto.

Tal vez entonces, su teléfono no habría tenido un mensaje de una azabache con el corazón roto

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❝ Smile for the Camera ━ SAHYO | adaptación & traducción. ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora