Constantes llamados, constantes gritos de ayuda, pero también silencios de paz se percibieron durante todo el año en Nueva York, llegando a diciembre con una nueva perspectiva, recuperados en su totalidad del ataque de un nuevo maniaco que había puesto su mira en la población mundial.
Para muchas personas la criminalidad no disminuyó, otros clamaban todavía por la cabeza del joven enmascarado, pero la gran mayoría alzaba sus cabeza en busca de un futuro próspero sin ningún tipo de disturbio más allá del personal. Ya que durante las noches la protección de la ciudad estaba garantizada, aunque siempre llegasen los perpetradores de la maldad, hallando frente a ellos siempre la justicia de la policía o, en el peor de los casos, una telaraña que los capturaba sin siquiera darles tiempo de procesar lo que había pasado, porque no importaba cuantas tragedias, cuantas desdichas la ciudad pasase, el hombre araña siempre estaba ahí al rescate del más débil.
Del otro lado estaba el ente bajo la máscara. Peter Parker había aprendido muchas cosas durante sus aventuras. Algunas más agradables que otras, pero cada una de ellas llegó con la felicidad del aprendizaje y para ese primero de diciembre, a sus 22 años, Peter Parker se veía a un solo paso de terminar sus aprendizajes académicos, teniendo una empresa entera a sus espaldas, junto a la responsabilidad de la ciudad y las visitas mensuales que a Ravencrof daba, pero, pese a todo, a lo ajetreado. Su dura vida de estudiante con su trabajo de medio tiempo, su labor con el laboratorio y su vida como vigilante pese a todo se le podía ver felizmente corriendo de a un lado a otro. Unos días totalmente agotado, otros con las energías al cien. Luego llegaban los criminales al final de todo para darle un golpe de realidad que al llegar a su departamento hacia todo desaparecer.
Ese día marchó de la manera más tranquila posible, llegaba a su departamento después de su trabajo de medio tiempo dejando, por ese día, las responsabilidades en los laboratorios pues pese a que el crimen había disminuido eso no significaba que todos los convictos que escaparon de la prisión hayan sido capturados al instante. "¿Ya hiciste la compra?" Otro día más en el departamento de Peter Parker. Ese era. Mientras el dueño iba de un lado a otro buscando sus artefactos para traer el bien a la ciudad. "¡Claro que sí!" Respondió Peter desde la habitación principal llevando en la mano una mochila donde sobresalía la tela roja y azul. "¿Seguro? Porque en la nevera no hay nada." La primera voz, una áspera, pero dulce, le reclamó de manera jocosa. "¿En serio? Seguro lo hizo un mago." Contestando de igual manera el originario de Queens salió apresurado de la habitación ya totalmente en su traje, con el pecho en alto, mostrando la araña con orgullo. "¡Peter!" El grito femenino resonó por el pasillo mientras la dueña de aquella voz se colocaba en el camino del vigilante sin la máscara cubriendo su rostro. "Lo haré antes de volver, lo prometo." Mientras las discusiones, más que nada sin sentido, de la pareja sucedían fuera del departamento el cuerpo de policía se manifestaba tan álgidos como desde su concepción. "Te encargaras hoy de la cena porque no podré llegar. Se presentó una anomalía en el multiverso y tenemos que mantenerla vigilada. " La voz no volvió a resonar en la habitación, sino contra la piel del masculino que envolviendo el cuerpo de su amada en sus brazos pensó que calmaría la situación. "Ten cuidado." Musitó Peter antes de colocar sus frentes una contra la otra.
Habían pasado muchas cosas, desde construcciones de relaciones rotas, avances en su investigación para ayudar a su gran amigo Happy, pero no había nada más sólido que la relación que tenía con Wanda, confiando uno en el otro, apoyándose cuando era necesario, pero, sobre todo, amándose incondicionalmente. Aunque, como siempre, las sirenas en la vida de Peter Parker eran las distractoras de cualquier encuentro, en ese caso, romántico.
Sonaron por todo el departamento junto a los llamados de ayuda que de su máscara salían. Wanda le miró, con una sonrisa, clavando sus esmeraldas en los cafés de Peter. Con una simple mirada fue suficiente. Luego la misma tomó la máscara colocándola en la cabeza de su amado, bajando hasta solo dejar sus labios al descubierto. "Atrápalos, tigre." Musitó con dulzura la mujer a lo que Peter solo hizo un gesto con los hombros de aprobación, uniendo por unos segundos sus labios. Una unión tan simple que significaba la explosión de tantos sentimientos en su interior, una sensación que por más que los meses pasaran no se iba deteriorado. Se alejó de ella caminando hasta la ventana a un costado del gran ventanal. "Ese apodo es mejor que el anterior." Respondió jocoso recibiendo la risa dulce de Wanda. "Es hora de trabajar." Con ello saltó a la libertad en su traje por completo, utilizando las telarañas para pasar por las calles, inundándose de adrenalina como las personas que oían las sirenas, tanto de las buenas como de las malas. Esa tarde era como cualquier otra. Volando entre edificios, entre civiles que alentaban su lucha, saludando, dándole palabras de ánimo mientras el viento lo abrazaba como siempre lo hizo. Al lado de los coches de policía su día continuaba, porque la seguridad de la ciudadanía siempre sería su prioridad, porque las manos que necesitaban ser tomadas para salvarse eran muchas, porque, ante todo, era su responsabilidad. Amaba a esa ciudad, en cada aspecto bueno y malo, siendo su figura la que cambiaría las irregularidades, porque ese era su aporte, así como cualquier ciudadano más. Solo que él, Peter Parker, lo hacía columpiándose por la ciudad, después de todo él era el hombre araña.
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The end.
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Marvel's The Spectacular Spider-man III
FanfictionEl pasado puede ser un ente malvado y aterrador, pero al mismo tiempo la fuerza que necesitas para poder levantarte ante las adversidades. ¿Cuál es el destino que Peter Parker tomará? ¿Se derrumbará como anteriormente o la justicia será su guía en t...