Capítulo 9

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Xiomara

Miro detenidamente los tulipanes blancos que están frente a mi escritorio.

El desgraciado de Adriel me estuvo mandando flores a diario durante dos semanas enteras.

Siempre le devolvía las cenizas de cada arreglo, pensando que eso lo iba a detener, pero al parecer no lo hizo.

No sé si admirarlo por el valor que tiene para enfrentarme o matarlo por hacer que pierda el control de la situación.

Odio perder el control de las cosas, me hace sentir vulnerable.

Tomo una de las flores y aspiro su aroma.

Los tulipanes son mis flores favoritas.

Amo ir a los campos de tulipanes que hay en Holanda, mi favorito es el de Bollenstreek. Lo visito cada que puedo.

Adoro estar entre esos vívidos colores, me transmiten mucha calma.

Cuando Moretti estuvo aquí hace unos días, escondí las flores en mi habitación.

No quiero que crea que ya me cae bien, sigo odiándolo como el primer día en que lo vi.

La única razón por la que no queme las flores es porque no tuve las fuerzas suficientes para quemar esa belleza de ramo.

Los pobres tulipanes no tienen la culpa del estúpido ser que los compró.

Mi abuela Sandra está encantada con el gesto del italiano. Dice que quiere conocerlo en persona para agradecerle las flores que me ha mandado, ya que sabe que yo jamás lo haré.

Ni loca se lo voy a presentar.

Sé cómo se pone cada vez que ve a un hombre que cree que es bueno para mí.

Empieza a molestar con que los invite a la casa, a comer o cosas así. Incluso les enseña fotos de cuando era niña.

Ugh.

Aún recuerdo cuando Borat estuvo aquí por primera vez.

Mi abuela le mostró la foto de cuando cumplí cuatro años y me hicieron mi fiesta con temática de Dumbo. La parte humillante de esto, es el trajecito con el que me vistieron, porque este era a juego con la temática.

Tenía unas pinches orejotas que casi llegaban al suelo.

Es uno de los tantos momentos que me mantienen humilde como persona.

Si ella le muestra fotos como esas al jabón de ropa, estoy segura de que no me lo quitaré de encima por el tiempo que llegue a durar la alianza.

—Señorita Villareal.—habla la inteligencia artificial.

—¿Qué pasa, Ara?

—Su black card fue utilizada.

Frunzo el ceño.

No he hecho ninguna compra de manera reciente.

—¿En qué fue utilizada?—pregunto mientras entro a los estados de cuenta.

—Se compraron tres boletos VIP para el concierto de Luis Miguel.

Hijo de perra, ya sé quien fue el desgraciado que utilizó la tarjeta.

Voy a matar a ese pendejo.

—Ara, llama a Danilo inmediatamente.

Escucho los tonos de llamada y como el teléfono me manda a buzón en las tres llamadas que le hago.

—El teléfono marca que el señor Danilo está fuera de servicio.

Analizo un momento la información que Ara me había dado acerca del uso de mi tarjeta de crédito.

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