Danilo
Flashback
El día de hoy llegan Fer y los gemelos a la mansión.
La abuela, e incluso la amargada de mi hermana, andan como locas arreglando para darles la bienvenida.
Gracias al cielo todo salió bien en el parto.
Fernanda solo se quedó internada un día, ya que tuvo un parto natural.
Los gemelos nacieron el día once de octubre de dos mil diecinueve a las diez de la noche.
—Deja de hacerte pendejo, Danonino.—reclama mi hermana mientras infla algunos globos.—Mejor ayuda al Juancho a poner el cartel.
Mara, pese a no demostrarlo, está emocionada por el nacimiento de mis pequeños.
Cuando sostuvo a los bebes en sus brazos, la vi sonreír por primera vez desde que nuestro padre murió.
Mi corazón se alegró al saber que Aliah y Liam unirían un poco el roto corazón de su tía.
Ellos sin siquiera saberlo, le dieron luz a nuestra familia.
Todos sufrimos por la muerte de mi padre, pero en especial mi hermana.
Yo siempre he tratado de no demostrarlo, de ser fuerte y tratar de mantener un poco la felicidad en esta casa.
Mi madre me decía que siempre debía enfrentar la vida con una sonrisa, que sin importar todas las dificultades que vinieran, no borrara mi brillante sonrisa.
Es de las pocas cosas que recuerdo de ella, ya que falleció cuando yo tenía solo seis años.
Sé que Mara se da cuenta de que mis sonrisas siempre iban acompañadas de un par de ojos tristes, pero ahora eso ha cambiado.
Ahora tengo dos pequeñas vidas por las cuales sonreír y tratar de salir adelante. Tengo dos motores que me inspiran a seguir.
Mi hermana nos da órdenes de como acomodar el cartel.
—Pinches gentes, ni para acomodar un cartel sirven.—se queja.—Está más chueco que sus patas, mijos.
—Ven y hazlo tú entonces, wey.—respondo ya harto.
—No mames, Dan. Como le vas a pedir al minion de tu hermana que acomode el cartel, si la mujer muy apenas y alcanza las alacenas.—dice Juan en tono de burla.
Ella nos lanza un tubo de confeti a cada quien.
Yo logro esquivarlo, pero a Juan le da en la frente.
Suelto una carcajada y la castaña pone una pequeña e imperceptible sonrisa.
—¡Oye!—se queja el ojiazul.
—¡Xiomara! ¡Deja de golpear a Juan!—la riña la abuela.
Juan mira a nuestra jefa con una sonrisa de satisfacción.
Ella le saca el dedo grosero como respuesta.
Pasamos un rato más terminando de arreglar y mi hermana se fue a la cocina a terminar de arreglar un pequeño pastel.
Éramos solo seis adultos.
Los hermanos Gutiérrez, Mara, Fer, la abuela Sandra y yo.
Nuestros amigos llegarían a México el día de mañana, debido a lo inesperado que fue el parto, ninguno tenía la agenda libre.
ESTÁS LEYENDO
Mafiosa Mexicana
RomanceAmbos se unieron con un solo objetivo: derrotar a su enemigo. Pero nunca pensaron que en el camino sucediera algo más. Ambos con un pasado trágico. ¿Será su dolor el que los una?. ¿Podrán sanar sus heridas?