Capítulo 20.5

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Xiomara

Flashback

Todo pasa en tan solo unos segundos.

La gente corre como loca y se empujan entre ellos para tratar de ocultarse.

Dejo de sentir el tacto de mi madre sobre mis hombros, haciendo que el pánico se apodere de mí.

Giro mi cuerpo para buscarla, pero mi mundo se detiene cuando la veo tirada en el suelo con una herida en el pecho, muy cerca del corazón.

—Mami...

A tropezones me acerco a ella, sintiendo como mi corazón late a mil por hora.

—Está bien, cachorra. No es nada.—trata de ocultar su herida.

Niego con la cabeza mientras las lágrimas no dejan de caer por mis mejillas.

Era una niña, pero no era estúpida.

—No me mientas, mamá.—sollozo tratando de ayudarla.

La atraigo hacia mí y recuesto su cabeza en mi regazo.

Esto no debería estar pasando.

Nosotras deberíamos estar comiendo helado y bromeando, no aquí en medio de la calle, con ella al borde de la muerte.

Solo tengo ocho años...

—No quiero que dejes de ser una niña, Mara.—habla con dificultad.—No quiero que por mi culpa se arruine tu niñez.

Un sollozo se escapa de mis labios mientras acaricio su cabello con manos temblorosas.

—No es tu culpa, mamá leona.

Sé que no sobrevivirá, lo sé por el área en la que tiene el disparo.

—Perdóname, mi amor.—una lágrima resbala por su mejilla.—Perdón por la carga que caerá en tus hombros por mi culpa.

Mi vestido rosa pastel se llena de sangre, marcando el final de mi inocencia.

—Está bien, mamá.—trato de tranquilizarla.

No quiero que se vaya sintiéndose culpable.

—Solo tienes ocho años...ocho. Danilo es un niño de seis años.—su llanto se intensifica.—Cuando pase el tiempo, ya ni siquiera recordarán cómo era mi voz. Él me olvidará con mayor facilidad.

Escucho a lo lejos el sonido de las patrullas y de la ambulancia.

La respiración de mamá se vuelve más lenta conforme pasan los minutos.

—Cuando te tuve por primera vez en mis brazos, eras una cosita tan pequeña y frágil que tenía miedo de no saber cómo cuidarte. Pero pese a eso, sabía que te amaría y daría todo de mí para ser la madre que merecías.

Sus palabras solo hacen que un vacío dentro de mí se empiece a formar.

—No estaré ahí para celebrar tus quince años, tampoco para pelear contigo cuando seas una adolescente loca.—suelta una risa triste.—Tampoco estaré cuando tú y tu hermano se enamoren por primera vez, no los veré casarse ni tener hijos.

—Mamá...

—Sé que eres fuerte y lograrás salir adelante sin mí a tu lado. Tienes a tu padre. Él estará siempre con ustedes y los cuidará con su vida.

Me aferro a su cuerpo.

—Papá estará triste si te vas, mami.—sollozo abrazándola.

Mafiosa MexicanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora