11- Reglas Rotas.

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—Jacob

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—Jacob.

¿Debería estar contándole ahora mismo a mi hermano lo que su novia hace? ¿debería estar diciéndole que me acosté con su novia? Si, debería, pero no lo haré.

¿Por qué no contarle? Pues simple, porque voy a follarla otra vez y yo mismo no me voy a sabotear.

La sorpresa me invadido la mayor parte de la noche, así mismo como la insistente erección en mis pantalones no ha disminuido, sin portar la cantidad de distracciones que he puesto en mi cabeza, al final siempre regresan los recuerdos de aquella noche, de lo que paso en aquella habitación, aunque tampoco era necesario recordar, con solo tenerla en frente bastaba. Mi mirada se levanta a ella y allí estaba, perfecta.

Sus piernas cruzadas mientras se acomodaban en el mueble individual, con mi hermano a su lado, sentado sobre el brazo grueso de dicho mueble y ella tomando pequeños sorbos de una taza humeante de té de jengibre que es una tradición de familia que sea realizaba cada vez que terminábamos de cenar en acción de gracias o en navidad, no recordaba de donde salía la tradición, pero tenía algo que ver con carencias de pasado o algo parecido. En ese momento no me interesaba la historia, mi mirada estaba sobre ella, claro, siempre que los demás no estaban pendiente a mí.

Mi intención no es que se dieran cuenta de mi interés por la novia de mi hermano mayor, aunque a esta familia era difícil de ocultarle algo realmente. Esperaba esta vez no arruinar un secreto que obviamente ella tampoco queria revelar.

Natasha.

Ese nombre es tan delicioso y deseaba decirlo susurrado a su oído mientras me cernía sobre ella, una y otra vez. Con esos ojos azules robándome la cordura.

Verla toda la noche ataviada con ese vestido que resaltaba sus curvas, es un constante atentado contra mi salud cardiovascular.

¿Cómo es que termino ella con alguien como Connor? Bueno, por una parte, podía entenderlo, ambos son guapos, además tenían edades parecidas y vivían en la misma ciudad, es comprensible, pero en carácter y formas de ser, no le veía el sentido. Aunque no conocía a Natasha de nada, solo de haber tenido sexo con ella, no parecía el tipo de chicas que se dejaba dominar con facilidad que es lo que a Connor le atraía, una chica que no pusiera resistencia ante su retorcida forma de ver la vida.

Es de conocimiento público que Connor no tenía tiempo para nadie más que su trabajo o él mismo y sus secretos retorcidos, y Natasha parecía ser el tipo de chica que merecía mucha atención, que merecía tiempo para complacerla y estar a su alrededor cumpliendo cualquier capricho, al menos es como yo deseaba que fuera.

—Con Tasha, fuimos hace dos semanas y fue una pasada — dijo Connor hablando con mi padre sobre el ultimo estreno de cine del que ambos han sido fanáticos desde hace tiempo y me sorprendía que él aun encontrara tiempo para cosas tan triviales como ir al cine. —¿No así así, Tasha? — pregunto, llamándola una vez más por ese apodo y me removí incomodo en mi asiento al ver la familiaridad. Ella le miro unos segundos con sorpresa por ser sacada de sus pensamientos y sonrió mientras asentía.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora