37- Miedo.

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—Natasha

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—Natasha.

"Un dia vas a enamorarte de verdad y entonces vas a sentir todo al mismo tiempo, tan intenso que vas a creer morir" eso me habia dicho mi abuela aquella vez de adolescente, cuando le dije que nunca amaría a nadie, que nunca podría darle mi voluntad a un hombre que luego dominara mi vida por completo como lo hacían todos los hombres de la comunidad con las mujeres.

A los 15 años cuando comprendí todo lo que me rodeaba me revele y me encontré danzando entre lo prohibido, al ver a mi madre amar incondicionalmente a un hombre que nos obligaba a seguir reglas absurdas, me jure que nunca entregaría mi voluntad a un hombre para que la moldeara, que no sucumbiría al amor, pero ahora estoy aquí; sentada sobre un mueble en la habitacion de comparto con Connor con la mirada perdida en la pared frente a mí, con los brazos rodeando mis rodillas y tratando de reprimir las lágrimas.

Ahora estoy aquí a punto de derrumbarme luego de un baile acompañado de música suave y unas letras que fue susurrada sobre mi oído como un hechizo que comenzó a rodear mi mente y mi corazón, arrancándome la sensatez.

¿Por qué ha tenido que ser él? ¿Por qué mi corazón parece responder a su llamado? ¿Por qué no pudo ser Connor? Si hubiera sido Connor todo sería más fácil, si hubiera sentido la mitad de lo que estoy sintiendo con Connor ahora mismo mi vida seria más fácil, más llevadera y probablemente no tendría miles de complicaciones respirándome en la nunca, pero no. Mi corazón y cuerpo tuvieron que elegir al más prohibidos de los hombres sobre la tierra.

"Muy bien hecho Natasha", me recrimino pasando una de mis manos por mi cabello echándolo hacia atrás, justo en el momento que escucho un crujido proveniente de la puerta de la habitacion y entonces elevo la mirada con tal rapidez que me mareo un momento, de cierta manera esperaba encontrarme a Jacob entrando a buscarme, esperaba encontrarme su rostro perfecto buscando una explicación a mi escape de sus brazos, pero no es a él a quien encuentro, es a su hermano. Connor.

Elevo rapidez mis manos a mis mejillas y barro las lagrimas bajo mis ojos, aprovechando que él tiene la mirada sobre su celular, mientras entra en la habitación, pero no soy lo suficientemente rápida, pues sus ojos azules como los de Jacob, solo que carecían de brillo, se posaron sobre mí.

No debía ser un genio para determinar cual era mi estado de ánimo, las lagrimas a medio borrar eran una prueba de que algo no iba bien. Cerré los ojos maldiciéndome y él se congelo en medio de la habitación.

—¿Natasha? — mi nombre es pronunciado con duda y una preocupación latente en la voz. Si supiera lo que me pasaba y con quien, estoy seguro que preocupación es lo último que sentiría. —¿Qué pasa? — indaga con cuidado dando pasos en mi dirección, mientras se guarda su celular en el bolsillo de sus pantalones.

Pareciera que todos recientemente me hicieran esa misma pregunta más veces de la que las he escuchado en toda mi vida.

¿Qué me pasa? Hasta yo quiero saber la respuesta.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora