21- El anillo (parte 2)

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—Jacob

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—Jacob.

De todo lo que podría esperar al regresar a casa en una noche de borrachera, lo que menos podría imaginar es encontrarme con mis hermanos correr semi desnudos y mojados en dirección al segundo piso y con mi cuñada en la misma situación en la terraza trasera, pero definitivamente lo que no esperaba al inicio de la noche, era encontrarme metiendo a Natasha a hurtadillas en mi habitación, para que mi padre no la descubra semi desnuda en medio de la sala principal.

Debí de haberla dejado allí tirada e irme, debí de haber cerrado la puerta de la terraza y simplemente meterme a mi habitación y dejarla cargar con la vergüenza ella sola, pero no lo hice.

¿Por qué maldita sea? Porque no era un jodido idiota como mis dos hermanos que la dejaron sola. Aunque era obvio que estaban más ebrios que cuerdos.

Entonces la arrastre a mi cuarto, le preste mi ropa.

Encontrármela semidesnuda ha sido la prueba más difícil de mi vida hasta ahora, verla con solo esa tanga negra de encaje que transparentaba todo y ese pedazo de tela de su vestido enrolado apenas ocultando sus pezones. Sus senos derramándose por todas partes, el maquillaje corrido y el cabello suelto totalmente mojado.

Era la imagen más jodidamente sensual que habia visto en mi vida, ni siquiera la chica que me acaba de tirar en el callejón fuera del bar, pudo superar esta imagen.

Nadie podía ser Natasha y mi lado enfermo, no queria que nadie lo fuera.

Entonces ella comenzó a hablarme en la habitación, mientras yo trataba de ignorar el hecho de que estábamos en un espacio reducido, con ella medio desnuda, con solo mi camiseta ocultando esa desnudes, en la oscuridad y yo tratando de calmar mi deseo de tirarla sobre la cama y comérmela entera, desquitar mi rabio sobre su cuerpo, verla llorar de placer y dolor al mismo tiempo.

La odiaba, pero de la misma manera la deseaba y me odiaba también por eso.

¿Por qué simplemente no podía olvidarla como a Debby? Ella habia sido mi novia por año y ahora no me importaba una mierda, a Natasha solo la tuve una noche y un par de besos robados y parecía haberme lavado el cerebro.

Estaba tan excitado, estaba tan duro de tenerla que tuve que mirar por la ventana para tratar de calmarme, pero ella siguió hablando y cuando estaba a punto de estallar ella se coló en mi camino hacia el escape, ella me provoco hasta que no pude más y la insulté, ahora la tenia pegada a la pared.

Con ese perfecto culo pegado a mi polla dura, con esa espalda arqueada, con su aroma hechizante robándome los sentidos y con su mirada endiablada, desafiándome.

¿Cómo termine cayendo en su trampa? Era obvio que ella queria provocarme de cierta manera y yo caí, pero ya no importaba porque ahora estaba molesto, ahora queria demostrar mi punto y queria hacerla pagar por joderme la cabeza.

—¿Qué estas haciendo? — pregunto con la voz temblorosa, mientras mi mano libre bajaba lentamente por los costados de su cuerpo, tanteando sus curvas por sobre la ropa.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora