31- El día de navidad (parte 2)

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—Natasha

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—Natasha.

¿Valió la pena arriesgarme a regalarle aquello? Malditamente sí.

Su mirada estaba llena de vida cuando me miro y agradeció. Yo solo deseaba estar a solas con él para rodear su cuello con mis brazos y besarlo tan intensamente. Calmar las ansias de su sabor que no desparecían aun con una noche a su lado, aun con tenerlo para mí solo unas horas, no era suficiente, no lo queria solo horas, habia más necesidad que eso y de pronto me vi pensando que no era solo sexual.

Verlo feliz por mi regalo me lleno de satisfacción, de una emoción de felicidad inexplicable.

Luego de dejarlo solo en la cama horas atrás y regresar a la realidad, esperaba que mi cabeza se acomodará, que mis deseos se aplacasen, que mi pecho dejara de latir pidiendo cosas que no conocía, pero nada de eso paso. No deje de anhelar sus brazos alrededor de mi cuerpo, con su respiración suave en mi mejilla.

Volver a dormir junto a Connor solo acrecentó mi culpa, pero también mi deseo por lo prohibido, el morbo de estar con Jacob entre las sombras, era algo que no podía controlar. Nuestros momentos robados eran algo especial.

Baje la mirada por decima vez a mi reflejo en el espejo y aprete por decima vez el lazo detrás de mi cuello, ajustando el brasier de mi biquini de color negro con las costuras grises clara. La familia habia organizado un dia en la playa en pleno dia de navidad, donde el sol habia amanecido bastante brillante y caliente y habían decidido aprovechar. Además, habían llegado invitados, los Pittman.

¡Hurra que felicidad!

Que se note el sarcasmo.

Entendía que los padres fueron amigos de años, pero también entendía lo que Jacob sentía, impotencia por tener que estar viendo a su ex novia todo el tiempo y tener que tragarse el hecho de que sus padres lo querían juntos otra vez, sin pensar en el daño que eso le causo.

Cuando llegaron hace una media hora, Jacob y los demás estamos en la sala, cuando sonó el timbre y luego aparecieron ellos con sus caras felices y más regalos, con la grandiosa idea de pasar el dia en la playa y hacer una parrillada. Lo único en lo que podía pensar era en Jacob y como tomaría esa sorpresiva visita, pero él ni siquiera los miro, estaba embelesado mirando el regalo que le di y de cierta manera eso me lleno de satisfacción.

La ex novia estaba allí, con los ojos sobre él y con toda la intensión de conquistarlo grabada sobre la cara y él solo veía mi regalo como una joya de la corona.

Aunque eso no quito la punzada de celos que comenzaba a molestarme cada vez que ella u otra chica estaba cerca. Me sentía impotente porque no podía decir o hacer nada, no éramos más que dos personas que se follan sin parar, pero estaba realmente celosa, queria que él solo me viera a mí y por ello ha accedido a ir a la playa, por ello estoy parada frente al espejo del baño, revisando mi atuendo y peinado.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora