15

464 29 18
                                    

Sara

Desperté junto a él, habíamos pasado la tarde en el sofá y terminamos quedándonos dormidos.

Miré hacia arriba y seguía dormido, respirando con tranquilidad. Me quedé observándolo por un momento, admirando cada pequeño detalle en el y ahí es donde me pregunto, ¿Por qué no me arriesgo a sentir de nuevo? Siempre les aconsejo a las personas que no piensen tanto en lo que puede pasar, que tomen riesgos, que sean espontáneos.

¿Por qué me cuesta tanto seguir mi propio consejo?

Sentí como se movió un poco en el lugar y abrió los ojos lentamente. — Hola, preciosa. — habló medio dormido. — ¿Qué hora es?

Escucharlo llamarme de esa forma y verlo demostrarme cariño me hace sentir especial, pero también vulnerable. Se acomodó y tomó su celular para ver la hora.

— ¿Se nota que dormí mucho? — sonreí al verlo despeinado y con los ojos entrecerrados. — No tanto. — dije acomodando su cabello.

Me miró por unos segundos y sentí como mis mejillas se enrojecieron. El sonrió y yo me sonrojé aún más.

— Te ves muy linda cuando te sonrojas. — dijo y besó mi mejilla.— Voy al baño, ya vuelvo. — se levantó del sofá y enseguida sonó una llamada en su teléfono, era un número desconocido.

No iba a contestar, esperaría que el viniera. Volvió a sonar el teléfono, justo el regresó y contestó la llamada.

— ¿Hola? — dijo él.
Se escuchaba una voz del otro lado de la línea pero no podía entender lo que decían. El frunció el ceño y se mantuvo en silencio escuchando a la otra persona, lo ví algo tenso y cuando colgó la llamada me miró.

— ¿Qué pasa? — pregunté.
Todo bien. — respondió relajado. — Se equivocaron de número, siempre pasa.

— Oh, entiendo. — algo me decía que no era eso realmente, pero decidí no darle importancia. — Ya debo irme, tengo trabajo que hacer. — me levanté del sofá y se acercó a mi.

— ¿Irás mañana? — asentí, iría con mamá y mis hermanos, había partido de Premier y serían campeones una vez más. — Ya verás, un día estarás en las gradas, viéndome a mi y vistiendo mi número en la espalda. — sonreí imaginando la situación. — Haré un gol. — lo interrumpí.

— ¿Tú harás un gol? — reí.

— Shh, en mi imaginación hago goles. — ambos reímos. — Escúchame. — tomó mi cara con ambas manos y lo miré. — Después de que lo haga, me acercaré a ti y te daré un beso. — me miró y me besó suavemente en los labios. — Justo así.
Sonreí, e imaginé cada momento. Todo parecía perfecto.

Parecía.

— Suena bien. — respondí.

— Sí, aunque probablemente tu papá me mate después de eso. — me miró unos segundos y suspiró. — Algún día Sara, algún día. — dijo abrazándome.

Salimos de la casa y me acompañó hasta mi auto. — Nos vemos mañana. — dije y me besó.

— Me dijo eso. — sonrió.

— ¿Qué cosa? — me acerqué más a él y me besó nuevamente.

— Eso. — me tomó de la cintura y sonrió. — Voy a conquistarte, Sara Guardiola.

Reí ante su comentario. — ¿En serio? ¿Cómo planeas hacerlo, señor conquistador?

— No tengo idea pero cuando se me ocurra algo te aseguro que te vas a enamorar de mi.

Guardiola's Daughter | Manchester CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora