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Él.

¿Qué carajos?

Me cambié y me fui rápido a la casa de Nathan.

Nathan.

Abrí la puerta y era él, me avisó que vendría y supuse que era para irnos juntos a la fiesta, pero al ver su cara me preocupé.

— Pasa. — entró y nos sentamos en el sofá. — Bro, ¿Todo bien? — pregunté.

— Gina. — no dijo más.

— ¿Gina? ¿Qué pasa con ella? — estaba muy confundido y el no se veía nada bien.

— Estuvo en mi casa hace un rato. — Gina es su ex, tuvieron una relación difícil pero hace más de un año que terminaron. — No lo entiendo, Nate. — negó con la cabeza y podía ver en su mirada lo mal que lo tenía la situación.

— ¿Pero apareció así sin más? — pregunté.

Gina... La bruja rubia, o al menos así la apodaban las hermanas de el. Fue una persona muy mala para el, e incluso para su carrera. Para que entiendan mejor, estuvieron juntos durante dos años. El estaba enamorado y confiaba en ella completamente.

Pero un día, todo cambió.

Gina había empezado a ver a un chico, supuestamente era su chofer, y claro, adivinen quién lo pagaba. El parecía no ver nada raro en eso, hasta que comenzó a notar que Gina se estaba alejando de él cada vez más, y cada vez lo trataba peor.

Una noche ella estaba dándose un baño y el estaba esperándola, había planeado una cena romántica para ella y cuando finalmente salió parecía molesta, según el. Pensó que tal vez había tenido un día difícil así que trató de hacerla sentir mejor.

— Amor, te tengo una sorpresa. — sonrió el. — Preparé una cena, para los dos.

— ¿Y? yo no quiero cenar contigo. — dijo. — Ve a buscar a alguien que tenga hambre, no sé.

No entendía por qué se comportaba así, pero no quería perderla, así que decidió insistir.

— ¿Qué pasa amor? ¿Te hice algo malo? — preguntó.

Ella bufó y salió de la casa sin decir nada más. El la siguió y ella contestó una llamada, ignorándolo por completo.

— Por favor, dime qué pasa. ¿Por qué estás tan enojada conmigo? — suplicó.
Ella lo miró con desprecio y habló.

— ¿No te das cuenta? No quiero estar contigo. No me interesas. Eres aburrido y me agota fingir que quiero estar contigo todo el tiempo. Eres patético. — dijo antes de subirse al auto, dejándolo solo y destrozado.

Como siempre, ella volvió unos días después y le pidió disculpas, el como siempre, las aceptaba.

Unos días después, cuando estaba revisando sus cuentas del banco notó que habían varias transacciones sospechosas en una de las cuentas. Había dinero que no estaba y no podía explicar por qué. Luego de investigar e investigar, se descubrió que todo era obra de Gina y el chico que habían contratado, habían estado trabajando juntos en eso y además de ser su cómplice, resultó ser su amante. Habían estado transfiriendo dinero de su cuenta a la cuenta del chico, quien luego lo retiraba en efectivo. Habían estado haciendo esto durante meses, y el no se había dado cuenta.

La pasó muy mal, empezó a beber y a descuidarse a si mismo. Hubo ocasiones en las que llegaba a los entrenamientos sin dormir, o aún pasando la resaca. Pep se iba con el al vestuario y duraban ahí horas. Pep fue clave, lo ayudó mucho a mejorar, nunca lo hizo a un lado y estuvo apoyándolo cada día.

Guardiola's Daughter | Manchester CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora