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Sara

Me estacioné y le envié un mensaje diciendo que subiría al apartamento y me daría una ducha rápida. Había pasado todo el día en el campus, no seguiría así quién sabe hasta qué hora.

Entré y estaban Jess y Phil en el sofá viendo un documental sobre homicidios. Son tal para cual.
Los saludé a ambos y fui a mi habitación seguida de Jess.

— Hola. — le sonreí pícaramente. 

— Basta. — se sonrojó. — ¿Saldrás? — preguntó al verme remover la ropa en el closet y me giré para verla.

— Si, con él. — sonrió.

— ¿Y esto? — vio el uniforme sobre la cama.

— ¡Adivina quién cubrirá la final de la FA Cup! — soltó un grito y de inmediato tapé su boca. — Shh, los chicos no saben. — reí divertida.

— Eso es increíble Sara. — susurró dándome un abrazo. — Mi chica irá a Londres. — se puso la mano en el pecho y me miró con ternura. — Ponte más guapa que nunca, volveré con Phil.

Busqué lo que iba a ponerme y me duché lo más rápido que pude. Me maquillé un poco y recogí mi cabello en una cola alta, no tenía tiempo de hacer más. Estuve lista y me fui corriendo. Olvidé ponerme labial, pero bueno, lo hago en el auto. 

Salí del edificio y estaba el recostado fuera del auto esperándome. Me saludó con un beso en la mejilla y me abrió la puerta para subirme. Quedé como tonta al verlo, se veía más guapo que nunca. 

— ¿Lista? — preguntó luego de abrocharme el cinturón.

— Espera. — recordé que me faltaba el labial y busqué un labial en mi cartera. 

— ¿Qué haces? — preguntó.

— Lo olvidé. — respondí señalando el empaque.

— Espera, aún no. — sonrió y me tomó de la muñeca con una mano mientras que con la otra me sostuvo el rostro para besarme. 

— Te tengo una sorpresa. — dijo separándose de mi. — Cierra los ojos. 

Las sorpresas me ponían nerviosa, nunca supe cómo reaccionar a ellas, siempre me costó demostrar lo que sentía al momento de recibir un obsequio o una noticia importante y mi única reacción era llorar.

— Ábrelos. — era un hermoso ramo de tulipanes color rosa. — No sabía cuáles eran tus flores favoritas y al final me decidí por estas. — sonrió. — Porque son casi tan bonitas como tú.

Verlo allí con las flores, hacía que quisiera llorar, era la primera vez que un chico me regalaba flores y estaba encantada de que haya sido el. Lo abracé y acarició mi cabello. — Gracias. — le dije abrazándolo con más fuerza. 

— Sara, me lastima tu barbilla. — dijo riendo y me separé, limpié las lágrimas que habían empezado a salir. — No llores preciosa. — el rió y me acercó a su pecho para abrazarme.

— En serio gracias, son hermosas. — dije limpiando mis lágrimas. 

— Tú eres hermosa. — sonrió y me dio un pequeño beso. — ¿Nos vamos? — asentí y empezó a conducir.

Pasaron unos minutos y cuando estábamos cerca de su casa entró una llamada a mi celular.

— Mierda, mierda, mierda. — me acomodé en mi asiento con rapidez al ver quién era.

Bajó el volumen de la música. — ¿Qué? — preguntó y le hice una seña para que guardara silencio.

— Hola, papá. — dije al contestar la llamada.

Guardiola's Daughter | Manchester CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora