Capítulo 7

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Perspectiva de Marina

Canción: Woman's World, LittleMix.


          Entro en la habitación con la bolsa en mis manos. La lanzo sobre la cama y gruño furiosa y frustrada por toda esta situación. Una vez que me he calmado me siento y examino su contenido. Dentro hay cinco brasieres, todos en distinto tamaño y de color negro, también están las bragas a conjunto, en las cinco tallas diferentes. Me rio al pensar en ese chico comprando todo en todas las tallas posibles. Además, hay unas zapatillas en color negro, las cuales me van perfectas y tres vestidos, todos negros, y al igual que la ropa interior, en todas las tallas disponibles. 

          Me quedo viendo el vestido y su forma me recuerda a los que llevábamos las chicas y yo en la noche que fuimos al club. Los sentimientos me invaden y me destrozan por dentro.

          —Jamás debí alejarme de mis amigas. Jamás debí golpear a ese hombre. Jamás debí haberme dejado convencer de salir esa noche—digo escondiendo mi cara en el vestido.

          Mi mente viaja a ese día, donde lo tenía todo, cuando me sentía realmente dichosa. En ese momento el campeonato de baile me parecía algo sumamente importante, algo vital y ahora, no tiene ningún puto sentido.

          Debí levantarme antes ese día y despedirme de mi madre, debió darme su abrazo especial y debí decirle lo mucho que la amo. Debí abrazar a mis hermanas y decirles que eran lo mejor en mi vida. Debí decirle a Tom que estaba enamorada de él, debí confesarle que él es mi primer amor. Debí hacer tantas cosas diferentes.

          «¿Me estarán buscando? Mi pobre madre caerá en depresión por mi desaparición y mis hermanas sufrirán por mi causa. ¿Pensará Tom que lo abandoné? Sí logro escapar, ¿cómo le diré a los padres de Julia que murió?, ¿cómo les diré qué ella murió por defenderme?», mi conciencia me atormenta.

          Los pensamientos me comen la mente hasta que unos golpes en la puerta me alertan. Veo asomarse la cabeza del chico que me trajo la ropa y frunce el ceño al notar mi cara llena de lágrimas.

          —Mierda, lo siento, ¿no te ha gustado el vestido?. Le pregunté a Egan y a las chicas de la tienda, pero no supieron darme un respuesta. Me decidí por el negro y compré todo en todos los tamaños posibles. No se me da bien estimar las tallas de las chicas —confiesa rascando su cabeza.

          —No tranquilo, todo está muy lindo, muchas gracias — digo casi susurrando e intentando regalarle una sonrisa.

          Me observa con comprensión y se acerca, quedándose de pie al borde de la cama.

          —Lamento mucho por todo lo que has pasado. Egan me comentó acerca de la chica que falleció. Lo siento — dice con sinceridad—¿Era tu amiga?

          No soy capaz de contestar, solo asiento con mi cabeza, mientras las lágrimas caen por mis mejillas.

          —¿Quieres hacer algo? Podemos ver una película —pregunta animado, cambiando abruptamente el tema de conversación.

          Me agrada este hombre, es amable. Me quedo viendo hacia la puerta, no quiero salir y toparme con el energúmeno que se encuentra allá.

          —Tranquila, salió. — Adivina mis pensamientos.

          —¿A dónde fue? — pregunto rogando al cielo que se haya ido muy lejos.

El Demonio que OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora