Capítulo 31

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Perspectiva de Egan

Canción: Play with Fire, Sam Tinnesz, Yacht Money.


          Sin esperar un segundo más, la abrazo y cubro sus labios con los míos. Devoro cada espacio de su boca con afán.

          —¿Pueden llevar el numerito a casa? La gente ya los está mirando — se queja Alex al llegar a nuestro lado.

          Me separo de Marina y le sonrío.

          —No estés celosa.

          Mi corazón late como nunca antes lo había hecho. Me siento realmente eufórico.

          —Que no se te olvide que yo contribuí a que esto funcionara —dice señalando a Marina y luego a mí.

          —No lo olvidaré, pero no la vuelvas a sacar de casa sin mi permiso. — Abrazo a Marina mientras observo a Alexa entrecerrando mis ojos.

          —Egan. —Marina se queja cuando la estrujo entre mis brazos. 

          —No seas posesivo o se aburrirá de ti.

         Mi amiga simula dispararme con sus dedos. 

          —Soy como soy.

          —Tonto—dice Marina entornando sus ojos—. Muchas gracias Alex.

          Ambas se sonríen.

          —Fue un placer. Chao bella, nos vemos pronto. —Alex se despide guiñándole un ojo —. Gocen la noche.

          Ambos nos vemos a los ojos y nos avergonzamos. Me siento como un niño bobo al sentir mis mejillas enrojecer.

          «Por favor, eres un hombre, no puedes estar sonrojándote»

          —Será mejor que nosotros también nos retiremos—digo frotándome el cabello, sin verla directamente.

          Ambos caminamos hacia mi coche y me apresuro en abrirla la puerta. Marina se sube en silencio, para quedarse viendo por la ventana de forma pensativa. Comienzo a conducir deseando poder leerle la mente. 

          —Entonces... yo soy el amarillo en tus cuadros. —Gira su cabeza para centrar su atención en mi rostro.

          Inmediatamente mis mejillas vuelven a arder. No puedo creer que le dijera toda esa cursilería. Me confesé por completo.

          —Te estás poniendo rojo— se burla.

          —Sí, tú eres el amarillo en mis cuadros— afirmo sin apartar mis ojos del camino.

          —Y estoy en tu mente todo el día...

          «Esto me pasa por tener vómito verbal»

          Me aferro con fuerza al volante. 

          —Creo que te gusto mucho. — Me provoca picando mi mejilla con su dedo.

          —Y yo creo que estás algo ebria.

          —Solo un poquito, pero lo suficientemente sobria para recordar tus palabras y tu cara de tomate.

          —Es la primera vez que lo digo.

          —¿¡Es la primera vez que le dices a alguien que te gusta!?— pregunta brincando de su asiento.

El Demonio que OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora