Capítulo 11

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Perspectiva de Marina

Canción: Survivor, 2WEI, Edda Hayes.


ADVERTENCIA ⚠️ Este capítulo tiene contendido violento y sexual explícito. Leer con precaución y bajo tu propia responsabilidad.


          Mis brazos y piernas están entumecidos, mis ojos me pesan y mi cabeza se siente abombada. Estoy incómoda, pero no puedo moverme, todo mi cuerpo parece dormido.

          Al abrir mis ojos las luces del lugar son demasiado brillantes ­y me lastiman, por lo que debo volver a cerrarlos. Todo se siente demasiado abrumador. Vuelvo a intentar abrir mis ojos y enfocar mi mirada, pero mis párpados no cooperan.

          Comienzo a escuchar a dos personas hablar, pero no puedo comprender que es lo que dicen.

          «Vamos, despierta, despierta»

          Un grito llega a mis oídos y mis ojos se abren como por arte de magia. Estoy en una especie de bodega, iluminada solo por luz artificial. Intento que mi cerebro funcione y me dé respuestas, pero los recuerdos vuelven a mí con lentitud. Recuerdo a Martín en la comisaría, recuerdo a Egan entrar y su horrible mirada de furia sobre mí, recuerdo que le lanzó un cuchillo al oficial y luego me amenazó. Él me inyectó algo y caí desmayada.

          —AAHHH, lo siento señor. Le juro que ya le dijimos todo. —Un hombre solloza.  

          Enfoco mi vista y noto las cuerdas que envuelven mis brazos y piernas. Estoy fuertemente atada a la silla en la cual me encuentro sentada. Solo a unos metros de mí hay dos hombres también sentados y atados. Uno de ellos lleva el torso descubierto, repleto de heridas sangrantes, mientras que el otro tiene el rostro hinchado y con sangre, como si alguien lo hubiera estado golpeando por horas. 

          «Mierda...»

           Detrás de los hombres, desde la oscuridad, emerge Egan. Va vestido con una camiseta blanca sin mangas y lleva el cabello recogido en una coleta. Su rostro tiene impresa una horrible sonrisa sádica.

          El hombre comienza a retorcerse de dolor, apretando sus labios para no gritar. Egan hace un movimiento y después levanta un objeto sangrante en su mano. Lo inspecciona con la mirada, mientras yo intento distinguir de qué se trata.

          «MIERDA, es un dedo» comprendo al ver el dedo amputado en la mano de Egan. «¡Les está cortando los dedos!», grito de terror en mi interior.

          —¡CARIÑO! Ya has despertado— grita Egan en mi dirección.

          Se acerca a mí y se sienta sobre mi regazo. Todo su peso recae en mis piernas, lo cual me hace gemir, el idiota pesa mucho.

          Mantiene en una mano su cuchillo y en la otra el dedo amputado del hombre. Con este último comienza a acariciar mi mejilla, dejando un rastro de sangre a su paso. 

          —Te hemos estado esperado por mucho tiempo cariño, duermes muy profundo. He tenido que iniciar con los castigos, porque ya me estaba aburriendo —revela tan cerca de mi rostro que sus labios casi rozan con los míos.

          Puedo oler en su aliento el alcohol. Realmente está muy ebrio.

          La sensación de ser tocada por un dedo amputado es horrible, toda la situación me ha dejado sin palabras. Nuevamente mi cuerpo está congelado.

El Demonio que OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora