Capítulo V

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Aleixandre...

Dicen que un beso dice más que mil palabras, pero ese beso sólo me transmitía una: Deseo. Era consciente de lo que pasaba, sabía que había sido una estupidez corresponderle, seguirlo y que encima de eso tuviera una erección. Cuando por fin la toqué, cuando por la tuve en mis manos no pensé en más que consumirla.

Mi puesto en la pirámide de mafias es en la punta, peligroso y aterrador sin sinónimos que desde hace años me acompañan. Si todos supieran, si realmente todos supiera se dieran cuenta que lo único que se causar es caos, peligro y terror en la sociedad. Pero no me pude resistir al beso de una mujer, una que dice odiarme hasta los cajones que no tiene.

De mi mente no salía la imagen de ella moviendo sus caderas a los lados, sus piernas abiertas en varias ocasiones, su sonrisa desafiante. No lo pude evitar, estallé, no lograba sacar su cuerpo encima del mío, la tentación y desafío en sus ojos y sus labios cuando sonreía repleta de un ego que oculta a simple vista... y su sabor, es único, sabe a las malditas fresas.

—Estamos por llegar —me informa Enzo, estábamos por aterrizar en Praga, los últimos cinco días habían sido terribles y creo que no era el único que compartía la opinión.

La Operación Virginia recién retomaba un nuevo rumbo, pero Tomasso, uno de mis capos, me ha llamado como 20 veces desde ayer, cosa que e tratado de ignorar y que seguiré haciendo hasta no sé cuando. Sé que algo andaba mal, por eso tanta insistencia, pero tengo otros  problemas más graves justo ahora, Ameliah me informó que las drogas han llegado sin sospechas a España, cosa que no me da paz del todo, siempre pasa algo cuando se envia un nuevo cargamento a España y el hecho de que nada pasara implica una de dos cosas: número 1, al fin dejaron de jodernos por todo; o número 2, algo va a pasar.

La situación parecía querer salirse de mi manos, nunca había conocido a nadie con tal tenacidad como la de ella, muy a mí parecer no es capaz de guardarse sus opiniones, siempre tiene algo que decir, de verdad, siempre. No creo haberle permito más de dos veces a cualquier persona llamarme imbécil y ella en tan solo 5 días se ha dirigido a mí con tal seudónimo unas 20 veces, por día. Debe aprender a cerrar la boca, su actitud es desesperante y su lengua afilada podría traerle, traernos, problemas; debo enseñarle a controlarla —a las buenas o malas, eso dependerá de ella—.

La cartas sobre la mesa habían sido claras, ella no decía nada, sus amigos y ella seguían con vida; ella no escapaba, no moría; ella se comportaba, yo prometía hacerlo también. La necesito y ella, aunque aún no lo sepa, a mí. Soy un hombre de palabra y si sigue con sus comentarios entonces tendré que ponerla en su puesto.

Luego, por otro lado, veo su trasero redondo y apretado en la falda roja de su uniforme moverse de un lado a otro mientras camina, es tentativa y lo sabe. Trato de aclarar mis pensamientos, no me puedo permitir justo ahora pensar en poseerla, consumirla y tocarla.

No puedo... No debo.

(...)

Soy un hombre que pocas cosas me sorprenden, lo he entrenado con el transcurso de los años, con mi posición e aprendido que debe tomarme por sorpresa, Ameliah por otro lado, está llena de esa brillo que estoy seguro que no tengo. Cualquier ciudad llama su atención y la emociona como a cualquier persona normal.

¿El problema? Ninguno de los dos es normal. Lidero la mafia italiana, la más poderosa de todas, controlo la mayor red de lavado de dinero y mi lista de enemigos crece cada segundo y ella, ella es tan temible como yo, porque a pesar de parecer dulce y tierna la conozco, sé  de lo que es capaz, la he visto matar a sangre fría y utilizar unos impecables métodos de tortura. No somos normales, nunca lo fuimos, ni de adolescentes, ni de niños y mucho menos ahora, esto es lo que somos, asesinos peligros, y es lo que seguiremos siendo hasta el último de nuestros días; es nuestro linaje, es nuestra herencia y fue lo que se nos enseñó desde pequeños, a lastimar y mentir hasta que nos salió natural y en automático.

Sunsets with you...   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora