Capítulo IX

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Cuando menos esperas que algo pase, pasa.

Aún podía sentir su aliento en mi oreja, su voz ronca y excitada. TODO. Porque del placer al odio hay un sólo paso, pero nunca pensé que ese paso fuese tan placentero. Una noche repleta de pasión me hizo entender que del odio nacen otras emociones, sentimientos y sensaciones.

Una fuerte luz solar me hizo despertar del todo, abriendo los ojos de apoco, me estire en la cama, había dormido considerablemente bien, me senté en esta y fui consiente de muchas cosas, esta no es mi habitación, y aunque de cierto modo puede que tengan un par de similitudes, la que se me había asignado no olía al perfume de Aleixandre. Mierda!!

La habitación es bastante espaciosa, de techo alto y paredes de color gris palido, con pocas decoraciones en ellas, me levanté de la cama que parecía, bueno que obviamente, ser la de Aleixandre y me senté y al hacerlo me percaté de otro detalle, uno importante, no llevaba ropa, nada. Estoy por completo desnuda. Pero... ¿té demonios hice?

Querrás decir, hicieron*. Grito mi conciencia.

Envuelta en sabanas negras terminé de salir de la cama y caminé hasta la puerta, miré a ambos lados del pasillo —No tengo intenciones de ser descubierta saliendo de la habitación de Aleixandre y menos en tales condiciones — no había nadie, bueno por lo menos en este piso, porque podía escuchar voces en el de abajo, corrí con el miedo de ser descubierta por el pasillo hasta la puerta de la que se supone es mi habitación, abrí y cerré la puerta tan rápido como puede. En mi habitación hay un balcón, el cual ahora noto abierto, corro hasta allí y lo cierro, no pretendo que alguien me vea desnuda.

Pero si Aleix ya lo ha hecho. Maldita conciencia.

Dejo caer las sábanas al piso y me observo en el espejo de pie que tengo frente a mi, chupones, golpes y un montón de marcas son lo primero que noto, por si me quedaban dudad de lo sucedido la noche anterior, mi cuerpo, justo ahora, me recordaba todo, cada embestida, cada corrida, cada beso.

Yo había follado con Aleixandre D'Angelo. Con un mafioso, con un asesino, con...

Y aunque quisiera buscarle algún defecto a esa noche no podía, porque lo cierto es que la noche anterior, por voluntad propia, me había entregado a él. Aún sabiendo que y quien era lo hice, y aunque ahora sienta un poco de arrepentimiento, la satisfacción es aún más grande. Volviendo a mi reflejo en el espejo note una maldita sonrisa en mis labios, yo me estaba riendo...

¿Por qué? Porque follar con alguien que detestaba hasta la muerte, que no quieres ver siquiera en una pintura y a quien quisiera estrangular por muchas razones, es simplemente cumplir hasta la más sucias fantasías de cualquier persona.

Tengo marcas por todos lados y cuando me giré noté una en especifico que me ardía un poco, una mano, un maldita mano marcada en mi trasero y no era por exagerar, pero podían verse a la perfección cinco dedos de una mano muy grande, la mano de Aleixandre.

Y pensar que toda la noche empezó con un, te odio de mi parte. Entonces sentí algo más, dolor, no en mi cabeza, no de sinónimo de culpa o tristeza, sino sinónimo de me acosté con él. Me dolia el coño, me dolía como nada. Y entonces..

«Aleix ¿Eso es lo que entraras en mi? —su polla es enorme, Es... —trate de pensar, pero es que no podía Enome. Vas a matarme —lo vi sonreír con mi comentario.

—No voy a matarte, Christina —oir mi nombre de su boca me sonó extraño, su voz es un susurro ronco, empieza a jugar con su polla, rosando su glande en mi entrada, trato de contener un gadeo—Voy a follarte muy duro y sin compasiones —entró apenas un poco y salió —¿O prefieres que sea delicado? —no lo quería, él mismo lo había dicho, soy masoquista después de todo, asiento como respuesta. »

Sunsets with you...   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora