Capitulo XIX

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«Las cicatrices nos recuerdan dónde estuvimos pero no tienen que dictar a donde vamos.»

Se cree que las palabras valen mucho, pelo lo cierto es que están vacías sino son acompañas de acciones. ¿Que significa realmente el amor?

¿Es acaso levantarte al lado de esa persona día tras día y darte cuenta que aún así tienes el mismo sentimiento? ¿O tal vez ver a una persona logar lo que quiere y aún así celebrarlo como si fueran tus logros?

No me parece que exista una sola palabra para explicarlo, me parece que hay mil y un frases para tratar al menos un poco de entenderlo, pero para mí es esta.

Es poder mirar a una persona, poder sonreírle y ser correspondida, es bailar en un salón lleno de gente y aún así sentir que solo están ustedes, es mirarte al espejo cada mañana y sonreír por el hecho de también ver en el reflejo a quien amas. El amor es puro cuando no exije cambio alguno, es sencillo cuando siempre buscan soluciones y es verdadero cuando sabes que ninguno podría tolerar una vida sin el otro.

Cinco letras, dos palabras y toda una vida. Cinco letras, dos palabras y aún así tan difícil de decir. Creo que Aleix escogió un momento bastante apropiado para decirlo, lo dijo porque estaba seguro de ello, no quería alejarse.

Me había repetido una y otra vez sus palabras, él me ama, lo hace de verdad. En las noches me iba a dormir viendo sus coloridos ojos y me despertaba en la mañana viendo su semblante tranquilo. Lo amo, de eso estoy segura, y lo seguiré haciendo hasta que ya no pueda.

-Aleix, lobito... -susurro en cerca de su oreja -. Aleixandre. -esta vez sonríe de lado.

-Que lindo despertar. -dice aún con los ojos cerrados.

-Vas a llegar tarde al trabajo, despierta. -abre los ojos y la explosión de colores en ellos es perfecta.

-Soy el jefe, nunca en mi puta vida llego tarde. -me sujeta de las caderas y me pone encima de él -. ¿Quieres acompañarme hoy? -niego.

-Odio ese lugar. -empieza a reírse -. ¿Qué te hace tanta gracia?

-No odias la oficina, odias a Bella. -no hay manera de decirlo.

-No la odio, solo no es de mi agrado, ni hoy, ni mañana, ni nunca lo será. -le explico.

-La odias. -repite.

-Critico mi cena y me llamó noviecita, no pienses que no le guardo rencor con ello. -me cruzo de brazos.

-Le tiraste vino el otro día, en mi opinión parecen estar a mano. -opina.

-¿La estás defendiendo? -su semblante cambia a uno confuso.

-¿Qué? No.-se sienta aún conmigo encima.

-Pues a mí me parece que sí. -miro a otro lado ignorando su perfecto rostro.

-Te haz vuelto loca, Caperucita. -lo miro a los ojos fijo y luego me bajo de él y de la cama para dirigirme al baño -. ¡Espera!

Lo ignoro y entro al baño, pego el seguro así que empieza a tocar la puerta.

-Christina, abre la puerta. -pide y puedo imaginarlo al otro lado -. Abre ya, no quiero tener que romperla. -de verdad que no sabe lo que es la paciencia.

Sunsets with you...   (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora