CAPITULO DIECINUEVE

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Con todo lo que pasó el día de ayer, tuve muchos sentimientos encontrados. Mi madre estuvo conmigo un momento antes de irme a la cama. Necesitaba un abrazo del amor más puro que tengo. Por qué volví a ser ese pequeño adolescente que perdió a su padre.

— Hijo, ¿Qué vas a hacer hoy?. — Me dice mi madre dándome ánimos, ya que me había dado como un bajón emocional.

— Tengo que ir a entrenar Básquet y en la noche es la fiesta de Patrick. — Le digo no con tantas ganas.

— Dyland... Sé que no te sientes bien. Que cuando pierdes a alguien que querías se te bajan las energías. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti mi niño. Aun así anímate. Sal y disfruta tu vida, mantén los buenos recuerdos de esa persona. — Al terminar de hablar me da un beso en la frente y se va a cambiar de ropa, porque tenía un turno en el hospital. Ni un descanso tiene mi madre. Siempre está trabajando.

LLAMADA ENTRANTE...

AMELIA...

— Dyland, ¿Cómo estás?. Me enteré por nuestra madre lo que pasó. Pero necesito que te animes y vengas para la academia, ya que no queda mucho tiempo para el baile de parejas.

— Está bien, voy para allá.

LLAMADA FINALIZADA.

Llego a la academia y comenzamos a bailar. Nuestros cuerpos rozaban, nuestras miradas conectaban y mientras sonaba la canción íbamos en la sintonía de cada melodía. Es primera vez que bailamos juntos. Sé que siempre hubo conexión entre nosotros. Pero somos como hermanos. No puede pasar nada entre nosotros dos. Ella está saliendo con Maxwell y yo con Clara. Así que es mejor dejar de sentir lo que este baile está empezaba a transmitir.

Nos tomamos un descanso. Amelia salió un momento. Al parecer Maxwell le trajo un detalle. Observo como el entrenador se me va acercando.

— Dyland, sabes que tienes potencial. ¿Verdad?. — Me dice, sentándose junto a mí.- Pero andas un poco distraído. Necesito que te concentres. — No le digo nada.

El entrenador se levanta y me da una palmada de ánimo en la espalda. Llega Amalia y de nuevo empezamos a ensayar para el festival. Ya quedaba un solo día para ensayar. Mañana tenemos que volver, para después ir a darlo todo.

Dejé a Amelia en su casa, fui por mis cosas de básquet a mi casa, ya que no me las traje. Pero como tengo entrenamiento, voy por ellas. Ya camino a la academia de básquet, paso primero por una tienda por unos Snacks. Porque cargo hambre. Estoy tan perdido en el mundo, que no agarre nada de mi casa.

— ¡Hey, Dyland! — Escucho que alguien grita mi nombre y me doy cuenta de que es el hermano de ojitos claros. — ¿Listo para la derrota?

— Siempre estoy preparado. — Le digo mientras abro la puerta de mi auto para montarme.

— Nos vemos esta semana que viene. — Me dice.

— Claro, que nos vamos a ver.

Ya en el entrenamiento, nos pusimos a estirar, después hicimos como un trote por 10 min. Algunos ejercicios como pases y tiros entre jugadores, Tiros libres, evasión entre tres jugadores y también el ejercicio para picar la Pelota con las dos manos. Comenzamos a jugar entre nosotros, ya que también tenemos un campeonato de basquetbol, pero... Todavía no, nos han dicho fecha. Igual que el festival de baile dónde va a perder el hermano de ojitos claros.

Concentrado en el juego, hago unos tiros de esquina, después le pasó el balón a mi compañero. Tuvimos buena defensa, logré hacer tiros de tres, cosa que no es fácil. Se hizo una finta. La finta se trata de crear dudas en el ataque, en otros retrasarlos y romper su ritmo. Estuve entrenando hasta las seis de la tarde, a penas terminó se dio una charla como tal de como era el campeonato y asimismo elegir quienes van a jugar.

El amor de Dyland #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora