capítulo 4.

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Tercer mes...

La madre de Minho los invitó a una cena familiar.

La mujer estaba encantada con Seungmin. Aquella vez que Minho lo presentó con su familia, el oji-dorado, con su tímida y cálida sonrisa, sus buenos modales y su frágil anatomía logró crearse un espacio en el corazón de su suegra.

Lee Rose tan comprensiva y atenta con la pequeña persona que era Seungmin, siempre al pendiente de su delicado embarazo.

Sobre sus bajos tacones negros y vestido de flores, caminó hasta su querido yerno que se encontraba en la cocina. Se sonrieron con ese cariño de por medio. Seungmin agradecía poder tener el cariño y apoyo de su suegra.

― ¿Como has estado estos días, querido? ― Lo abrazó con cuidado.

― Bastante... bien. ― Aunque no quiera, el tono de su voz suena poco seguro.

La mujer arrugó su ceño tras notar esto ya que, normalmente el menor le contestaría con más ánimos y una voz más segura y dulce. Parecía que algo había pasado. Entonces los cables en su cabeza relacionaron el estado decaído del menor con el semblante serio de su hijo, bueno, más serio que de costumbre.

Algo había pasado, lo sabía.

Rose suspiró. El chico se parecía tanto a ella aunque no llevaran la misma sangre.

― Querido, ha pasado algo, ¿No es así? ― Acaricio sus manos con cariño.

Seungmin pareció pensarlo, ¿debería decirle que quizás despedirán a Minho de su trabajo? ¿Que el mayor había roto más platos de los que debía y todo por culpa de aquella distracción?

No, no podía.

La mujer era tan buena con él, hasta podría considerarla una amiga, ¿Pero preocuparla con sus miedos e inseguridades? Lo que pasaba era que había discutido con Minho, su primera discusión.

Todo porque Seungmin quiso saber cual era la razón de que quieran despedir a Minho. No terminó bien. Nadie le gritó a nadie, lo que fue peor, fue una discusión tranquila pero sumamente tensa. Lee parecía tan tranquilo cuando dijo que sólo se distraía mucho, como si no fuera nada, pero Seungmin sabía que mentía.

Recuerda que él no lloró si no hasta que se refugió tras las puertas del baño. Tuvo miedo. Mucho miedo e incertidumbre, ese sentimiento que tanto lo ha acompañado desde que vive bajo el mismo techo que Minho.

Seungmin miró a los ojos verdes de la mujer, los mismos que le heredó a su hijo. ― N-no es nada... Sólo tuvimos una mala noche, no pudimos dormir bien, es todo. ― Sonrió como pudo.

Sus cabellos ondulados fueron acariciados por la alta mujer, hasta dos centímetros más que él. El metro setenta y cinco del doncel no lo ayudaban mucho. La señora asintió luego de darle un beso en la mejilla al menor. Ella sabía que, obviamente, era una mentira bastante mal hecha. Pero luego hablaría con su hijo.

― Si prefieres puedes ir a mi habitación a descansar. ― Le sonrío a labios sellados. ― Está en el segundo piso.

Asintió con su mirada dorada dirigida a sus pies. Rose acarició sus mejillas decoradas de un ligero rubor natural, luego saliendo de la cocina. A pasos lentos salió del lugar. Se dirigió a las escaleras de la casa, no sin antes saludar educadamente a algunos presentes. Llegó al segundo piso acariciando su abultadito vientre.

Seungmin podía notar como cada día su pequeño bebé crecía más y más. Ese pensamiento lo hizo sonreír inconscientemente. El amor que siente por su hijo no para de incrementar, aunque aún no lo conozca, solo sabe que lo quiere proteger. Cuando esté en sus brazos, jura que lo protegerá de todo y de todos, nadie le hará daño.

desire of love ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora