Llévame a cualquier lugar [URN II]

Capítulo 7

—No lo sé, Morgan —dudo, mirando todo lo que está fuera de lugar en esta habitación—. Yo no visto así.

El almuerzo del miércoles ya comenzaba a parecerme muy lejano. Morgan y yo tenemos lo que llamamos una amistad del sigo XXI. Ambas trabajamos, ambas tenemos responsabilidades, ambas estamos pasando por situaciones que nos mantienen ocupadas, así que es bastante complicado poder vernos con frecuencia incluso si vivimos en la misma ciudad y su trabajo y el mío quedan en la misma dirección.

De no ser por los celulares, probablemente nuestra relación se reduciría a nada, porque si nos vemos dos veces a la semana es considerado un completo milagro.

—¿Cuándo será la cena?

—Creo que el fin de semana. Eso si le digo a Ben.

Mi madre volvió a proponerme la idea de la cena esta mañana. No parecía estar de broma, y quise preguntar porqué de pronto está tan interesada en que mi jefe coma con nosotros, pero iba de salida al trabajo, y para nada me entusiasma hablar de mi jefe con mi madre. Es un tema que apenas y puedo sobrellevar yo misma. Aunque Morgan a veces es de gran ayuda.

—Lo harás —Morgan toma una absurda bolsa gigante y comienza a meter los zapatos y los vestidos dentro—. A partir de hoy vas a comenzar a vestir con esto. Nada de andar el cabello atado, nada de ropa holgada y de señora…

—Vaya, gracias.

Ironizo, pero Morgan me ignora.

—Nada de zapatos bajos, ya eres demasiado pequeña.

—No tengo dinero para comprar tacones igual de caros que estos vestidos.

—No hace falta —toma dos pares de tacones negros. Unos todavía siguen en su respectiva caja. Los acepto—. Usarás estos.

Morgan me lleva hasta su habitación, pero nos detenemos en la puerta de su baño. Todavía no estoy segura de esto. La última vez que usé un vestido ajustado fue cuando me gradué de la universidad hace más o menos dos años. Fuimos a un bar cerca de aquí con algunas compañeras de la carrera. Las mismas con las que ya ni siquiera hablo.

Apoyo totalmente la idea de que la seguridad es atractiva. Irónicamente, es eso lo que me gusta de Ben, pero puede que ponerla en práctica no sea demasiado mi fuerte, aunque podría intentarlo. Ya dentro, en el baño, a solas, me deshago de mi coleta tallada y trato de acomodarme el cabello tanto como puedo. Es largo y oscuro, y ahora está ondulado por la mitad debido a la marca de la coleta.

En la empresa hay aire acondicionado por doquier, a un grado bastante agradable, de hecho, pero me gusta usar el cabello atado. Odio la sensación del cabello en el rostro y odio el sudor en la nuca. Sé que tengo rasgos fuertes para llevar una coleta alta con seguridad; una mandíbula marcada y un cuello que incluso me gusta mucho. Sin embargo, puedo intentar algo diferente esta vez. Mañana puedo volver a mi zona de confort.

Claro que eso no tiene porqué saberlo Morgan.

Miro mi cuerpo en el espejo y aprecio como el vestido se ajusta a él sin parecer vulgar. Afortunadamente, no me desagrada lo que veo. A mí me gustan los vestidos formales y ajustados, pero siempre quise dar la impresión de ser una buena secretaria en una de las empresas cooperativas más importantes de Hastings. Nunca, usar un vestido de estos, estuvo en mi planes. Pero ahora, viendo que tengo mi lugar ganado y que puedo sentirme bien con esto, no me inquieta la idea de verme así en mi trabajo.

Aunque no puedo evitar estar nerviosa por la idea.

La última vez que me sentí tan atraída hacia mí misma fue hace mucho tiempo, así que no puedo evitar sonreír mientras me miro en el espejo en lo que sigo a solas; sólo yo y el reflejo. Por lo general, me siento demasiado sexy cuando me masturbo. Imagino que soy una chica atractiva, segura, que ama cada parte de su cuerpo mientras imagino que Ben podría ser quien esté complaciéndome. Sin embargo, esta es la primera vez luego de mucho tiempo que no necesito estar tumbada en mi cama, desnuda, tocándome y pensando que un hombre me mira con deseo, porque sólo verme en el espejo con este vestido es suficiente.