Hanna bajo las escaleras de prisa, viendo a sus padres sentados en el sofá disfrutando de la TV, ella se acercó un poco a ellos para llamar la atención de su mamá, necesitaba estar segura y quien mejor que su mamá para estarlo.
-Mamá, ¿Puedo hablar contigo?- la madre asintió y se levantó de su lugar para hablar.
-¿Que sucede?- pregunto la madre entrando a la habitación donde se dirigieron las dos.
-Yo conocía desde antes a Tom ¿Cierto?- pregunto cómo respuesta la chica.
-Ah, si ¿No lo recuerdas? Era tu mejor amigo, esa pulsera roja la compartían desde niños- tomó la pulsera roja que ya se encontraba en la muñeca izquierda de la chica, en sus manos señalandola.
-En realidad, no lo recordaba pero gracias mamá- la madre asintió como respuesta y volvió a salir de la habitación.
Fue ahí cuando se dio cuenta, por eso la conexión entre ellos era increíblemente compatible, su alma gemela, o como así lo sentía ella, siempre estuvo a su lado, pero nunca se dio cuenta, por eso el pelinegro la amaba tanto, se conocían desde antes, pero lo borroso no los dejaba verlo.
Hasta que lo borroso se desvaneció, haciendo todos los recuerdos totalmente claros y en cada uno de ellos se encontraba un pequeño niño de rastas tomándole de la mano, dejando pequeños besos en sus mejillas, jugando con ella y más cosas así.
Pequeñas lágrimas desprevenidas salían de sus mejillas deslizándose por estas, que se encontraban con un leve sonrojo, ahora todo era claro, el nunca la abandonó, siempre estuvo con ella aunque ninguno lo haya notado.
Necesitaba verlo, necesitaba decirle, necesitaba tenerlo con ella en ese momento, no más tarde, y mucho menos no mañana, lo quería ahora.
Llamó a su teléfono y le dijo que viniera por un asunto importante, al llegar este entró por la ventana para no ser visto con los padres, estos no se enojaban ante su presencia pero no quería que mal pensaran las cosas.
-¿Que sucede, linda? ¿Te encuentras bien?- este inspeccionó a esta hasta llegar a su muñeca, ahí se encontraba, una pulsera idéntica a la suya.
De repente así como le sucedió a Hanna, los recuerdos tomaron sentido, aquellas manos suaves, aquel cabello largo y sedoso, aquellos ojos lindos eran reconocidos como esta chica que se encontraba justo enfrente de el.
Sus ojos comenzaron a aguarse, abrazo a la chica y la apego a el, por fin, por fin se habían vuelto a unir, aquellas almas separadas por fuerza por fin podían volver a sentir la presencia del otro, por fin se volvían a sentir completas y por fin se sentían conectados nuevamente.
-¿Por que no lo dijiste?- pregunto el tratando de no llorar ahí mismo.
-Yo... No lo sabía, mi madre me lo recordó todo, y también esta pulsera color rojo brillante que... -
-Representa nuestro amor- completo el mayor uniendo sus labios con los de la menor.
Sintiendo sus corazones latir desesperadamente, conectando sus almas perdidas, simplemente conectándose y sintiéndose completos uno con el otro...
[...]
Llegaron a la casa de los chicos, Tom fue a hablar con Bill y contarle lo sucedido, aquella chica que ambos rocrdaban de su niñez en realidad era Hanna, todo coincidía, por eso la amaban tanto, por eso sentían una gran conexión con ella y por eso se sentían seguros con ella.
Bill casi lloró de la emoción, aunque habían pasado más de 10 años de no ver a esa chica borrosa, la seguían amando con locura, y al enterarse que era exactamente ella, su amor creció aún más como si algo dentro de ellos ubiera sanado de manera repentina.
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𝐓𝐫𝐚𝐢𝐭𝐨𝐫 𝐀𝐧𝐠𝐞𝐥 • 𝓣𝓸𝓶 𝓚𝓪𝓾𝓵𝓲𝓽𝔃
Fanfiction"𝘈𝘩𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘺𝘰... 𝘗𝘦𝘯𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘦𝘹𝘪𝘴𝘵𝘪𝘢. 𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘰 𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘦𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘪𝘳𝘰 𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘭𝘪𝘯𝘥𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘤𝘢𝘧𝘦́." Y de pronto, sin darn...