Un Error Perfecto (La Curiosidad Mato Al Hetero)[TERMINADA]

Capítulo 18

Julio

Llevaba dos horas tratando de sacar una nueva melodía pero el gato que Alejo y Hana habían adoptado no dejaba de maullar y ninguno de los dos estaba.

—Bien, me hartaste —deje la guitarra en el sillón y me levante para tomar al gato, este dejo de maullar pero no impidió que lo sacara al balcón, estaba a punto de llover pero él, ella, lo que sea; llevaba tres horas maullando. —Y te quedas ahí hasta que tus dueños regresen.

No me gustaban los gatos, pero no podía con los dos contra mí así que terminé aceptando. Al fin había logrado terminar la melodía y cada vez era más fácil componer canciones. Me iba a presentar de nuevo en el café y quería llevar algo nuevo, aunque todos siempre pedían que cante las canciones de aquella vez. Luego de un rato viendo una película que me recomendó Max, Hana y Alejo llegaron con bolsas del supermercado.

—¡Chela! Te traje sobres de Whiskas, las vas a amar —dijo entrando sin hacerme caso y yendo al cuarto pero rápidamente regresó —. ¡Chela! Es comida.

Me había levantado para ayudarle a Hana cuando Alejo paso paso por la sala buscando al gato.

—Julio, ¿Dónde está Chela?

—En el balcón, maullaba mucho —dije llevando las botellas de refresco a la cocina; Alejo soltó un sonido extraño, como si se hubiera comido un silbato —. ¿Y a ti qué te pasa?

—¿¡Cómo por qué está en el balcón?! Es un bebé pudo haberse caído —salió corriendo hasta el balcón y volvió con la criatura en brazos —. Pobre Chela, Julio te maltrata, pero hey, te compre Whiskas.

Seguí ayudando a Hana a guardar la comida mientras Alejo alimentaba al gato.

—¿Por qué tanto alboroto por un gato?

—¿Celoso?

—¿De quién?

—Del gato claro.

—¿Por qué debería estar celoso de un gato?

—Bueno, Alejo lleva al menos dos semanas trayéndolo de aquí para allá, le hizo una cama, le compró un collar, comida y juguetes; y digamos que tú, bueno, quedaste en segundo plano.

—Bueno, tampoco es como si fuera... ¿Esa es mi playera? —pregunté al ver a Alejo abrazando a la bola de pelos con una de mis playeras.

—Sí, Chela necesitaba una cobija.

—¿Y por qué mi playera?

—Estaba cerca —dijo encogiendo los hombros y yéndose a la habitación.

—No lo mato porque el asesinato es un delito.

Hana se empezó a reír y terminó de guardar todo.

—¿No ibas a ver a Max?

—Sí y el gato tiene la playera que él me dió.

—Espero que no le tuvieras tanto apreció.

—¿Por qué estás de su lado?

—No estoy del lado de nadie; se acordó que el gato se quedaría hasta encontrarle un hogar y Alejo ya se lo dió.

—No me gustan los gatos, tienen mucho pelo.

—Tampoco es como si entrara a tu habitación —dijo yendo al de ella. —Y van a venir a ver el departamente, ofrecí la cama extra del cuarto de Alejo, no nos viene mal dividir las cosas entre cuatro.

—¿Es necesario? —la seguí hasta su cuarto, el cuarto de Alejo y mío tenía la puerta cerrada pero no era prioridad; pero por alguna razón el pensar en alguien más durmiendo en esa habitación creaba cosas raras en mi mente.