Alejo
Había tenido un fin de semana en el pueblo de mi familia, para después volver y enterarme que el cuento que había mandado a la revista de la universidad había sido publicado, me mandaron una caja completa de la edición para regalarla, por lo que en ese momento me encontraba en una mesa del café viéndolas mientras Hana iba de un lugar a otro atendiendo a las personas.
Después del sismo todos habíamos decidido pasar unos días en casa de nuestros papás; solo que algo me decía que ella no se había ido del departamento; de todas formas habíamos regresado a trabajar y las vidas de los tres eran remotamente normales.
Teníamos un gato, me había quedado sin novia y la vida era como un México vs Chile, solo que yo era el balón y Chile la vida. Pero había salud y trabajo.
—¿Ya puedes venir a ayudarme? —Hana se había sentado enfrente de mi, tomo una de las revistas y la hojeo.
—Aún no acaba mi hora de comida.
—No, pero ya me canse, ya te toca.
—¿Qué tan horrible está la situación?
—La castaña ya cambió su café tres veces y los dos tipos de atras siguen discutiendo quien va a pagar, me dan ganas de vomitar.
—Pero tú también tienes pareja.
—Pero está de vacaciones con su familia, así que todas las parejitas me parecen repugnantes.
—Bueno, pero cuentame, ¿qué hiciste el fin de semana?
—Fue curioso, ¿sabes? de que yo estaba apunto de irme a casa de mi papá, pero llegó está chica de la que les hable, escritora y todo eso; mal, muy mal, se regreso de Nueva York, deprimida, horrible. Por lo que me quedé con ella dos días y luego llegó su mejor amigo y luego el novio, quien se fue dejándola aquí por petición de ella y nada, la pobre chica se fue con el amigo a un hotel.
—Podías decir simplemente que no querías ir a casa.
—Bueno, no quería ir a casa.
—Vamos, te ayudo con los pedidos.
El resto del día se fue entre llevar comida y bebidas; por la noche Julio volvió a tener una pequeña presentación de covers las cuales se sentían como dagas en el pecho; pero aprendí a sobrevivir a ello. Él decidió, sin avisarme, que se pusiera una barrera entre los dos desde esa noche y yo no tenía problemas con ello. Sí él podía vivir engañando a una persona, yo ya no quería ser parte de ello.
El resto de la semana había sido un poco igual; por lo que una tarde después de que me había pasado una buena cantidad de tiempo planteándome cosas de la vida, dos chicos entraron al local; los reconocí de la escuela.
Ambos se veían un tanto perdidos y antes de que pudiera acercarme, Hana ya había ido a saludarlos; sonriente los llevó a una mesa de gabinete donde ambos se sentaron del mismo lado y luego observe cómo se comían unas papás con muchos condimentos mirando a la nada.
—¿Puedes dejar de verlos? No quiero que el jefe los vea.
—Es que se ven raros.
—Se sienten borrosos —dijo mientras que en una bandeja llevaba dos burritos y dos vasos de agua; los cuales los dejo en su mesa y ambos tomaron los vasos para beber todo de golpe, haciendo que Hana después les llevará más vasos; fue en ese momento que comprendí que estaban un poco viajados.
—¿De dónde los conozco?
—De la escuela, estudiamos con ellos.
—Sí, ya me acordé, es el wey que te dio el delice.
—Ese mismo.
—Gran delice.
Los días en la cafetería se sentían como capítulos de relleno de historias, solo pasaban, sin nada interesante; servir café, hacer baguettes, llevar bebidas; tener shows en vivos y tener amigos en las mesas; como uno de los siguientes donde Tania no solo había estado pasando días en el departamento, sino que también tuvo que ir a la cafetería porque necesita por décima vez que el tarot le dijera si el chico le convenía o no y yo ya estaba harto de escucharlas; pero el hecho de tener que llevarles un segundo frappe me había hecho tener que quedarme ahí.
—Es que no lo entiendo, todo había estado bien y de repente sus mamadas; Alejo, tu eres hombre, ¿Qué tengo que a los hombres no les gusta?
—¿Y yo porque tengo que responder eso?
—Porque, ya sabes.
—No, no sé —si sabía pero no quería decirlo frente a Hana, aunque esas dos eran tan unidas que probablemente ya sabía.
—Sí, si sabes, estuviste ahí.
—Tania cierra el hocico por favor.
—Ay por favor, Hana ya sabe que nos acostamos —eso hizo que Hana escupiera lo que estaba tomando.
—No sé a qué tiene que venir el cuento que nos hayamos acostado.
—En que, sí tu como hombre me ves como unos chilaquiles.
—¿Chilaquiles?
—Sí, ya sabes, no me gustan los chilaquiles pero si tengo hambre y no hay nada más, no dejo nada en el plato.
—¿Soy unos chilaquiles?
—Sí, superalo.
—Son raras.
—Solo responde.
—Pues no sé qué decir, porque al final resulta que me gustan los hombres, bueno, solo un hombre y con Belén pasaban cosas pero no sé; estábamos muy borrachos, serías como unas enchiladas muy picosas que uno se traga en chinga porque estás muy crudo.
—¿O sea que soy el premio de consolación?
—Yo contesté la pregunta, me voy.
Las dos se quedaron platicando un rato más, antes de que el jefe pusiera a Hana a seguir trabajando y Tania se retirara a seguir con su vida. La vida seguía su rumbo, aunque yo me quisiera bajar de ese metro llamado vida y mis pensamientos eran las personas que no se quitan de la puerta; por lo que seguiría dando vueltas en la línea de la existencia.
...
Otro capítulo de descancito porque necesitaba seguir cerrando cosas; a que vida la de nuestros personajes.
La neta han pasado tantas cosas en mi vida con la que puedo meter relleno que sale hasta segunda parte, pero eso para otra historias; por ahora ya acabe el relleno, volvamos a la historia, los veo en la siguiente parte.
También estoy haciendo el nanowrimo con esta historia y la de Los caballos de mar, para poder acabar al menos está edición y la primera parte de la otra. Por lo que es probable que en el mes vean más publicaciones de ambas.
Los sigo invitando a leer mis demás historias; sí les gustan las carreras o el futbol, tengo fanfics, sino,pueden leer mis delirios mentales en las demás historias independientes y finalmente están mis otros escritos en el blog.
Los veo en la semana en mi instagram (hela.ghost) y besos, no olviden tomar agua y mimir bien
![](https://img.wattpad.com/cover/337337693-288-k775678.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un Error Perfecto (La Curiosidad Mato Al Hetero)[TERMINADA]
Fiksi Penggemar-¡Bomba, para bailar esto es una bomba! -Julio cantaba abrazado a un lata de four loko, está vez no había alcanzado para algo más de alcohol. -Mi amor cierra el hocico -dijo un Alejo harto de todos nosotros. -Ven y cállame. -¿Pueden dejar sus joteri...