Capítulo 4

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Julio

Puede que lo ocurrido esa madrugada solo fuera un producto de mi imaginación, de todas formas Alejo nunca lo mencionó; pero el problema no es que él lo ignore, es que no logro hacer que mi cabeza deje de pensar en eso.

Cuando me desperté aún estaba entre sus brazos y al escuchar pasos en el pasillo me separé pegandome con el sillón en la cara. Hana se había reído pero no dijo nada; al principio pensé que había visto algo pero parecía igual de cansada que yo por despertar para una clase a las ocho de la mañana. Ha pasado una semana de eso y esta vez me encuentro acostado en el sillón, había llovido un par de tardes provocando una baja de la temperatura del lugar por lo que no quise dormir en el piso con Alejo; claro que fue por el frío y no por vivir de nuevo lo de antes.

Alejo está en el piso, Hana en su habitación y la lluvia no ha dejado de caer desde que llegamos. Nos dejó quedarnos luego de que cerraran el metro por inundaciones. Concierto gratis en el zócalo de la Rosalía pero el metro parecía cueva detrás de una cascada. Tampoco puedo dormir y la única vista es Alejo acurrucado debajo de una cobija sobre la alfombra, le dijimos que se subiera al otro sillón pero se terminó durmiendo como perrito. A veces quisiera saber que pasa por su cabeza.

En realidad no quiero saber que pasa siempre por su cabeza; solo lo que pasaba esa noche, solo esa noche en concreto; porque él está como si nada y yo debo fingir que su presencia no me pone nervioso, que no sobrepienso cada roce e interacción que tiene conmigo; pero sobre todo porque él sigue demasiado cómodo consigo mismo, algo que claramente yo ya no tengo.

Algo vibra sobre la mesita de centro y la pantalla se ilumina. Revisó y es mi celular, tengo una solicitud de mensaje de una persona que me dejó como el malo de la historia, además de que me dio entrada teniendo novio. No entiendo a las mujeres, me terminaré buscando un novio a este paso. Aunque tampoco entiendo a los hombres, ¿Cómo no te das cuenta que agarraste a una persona como peluche para dormir?

Mi celular vuelve a sonar y está vez si le hago caso, dos mensajes, abro la conversación:

Hola ¿Podemos hablar?

¿Puedo marcarte?

Directo y sin rodeos, me gustaría decirle que no, agarrar toda mi fuerza de voluntad y decirle que no, que vaya a chingar a su padre (su mamá es una persona demasiado amable y linda para echarle la culpa de una hija así). Pero nunca he podido ponerles límites a las personas y soy honesto, yo también quiero saber que quiere.

Hola.

Claro, solo dame un momento.

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Me levanto de la cama y voy al cancel de la sala, este da a un pequeño balcón perfecto para no molestar a nadie. Al abrir, el aire frío me termina por despertar y una vez afuera descubró que la lluvia ha dejado de caer, me quedó mirando al frente cuando siento mi celular vibrar, veo su nombre aparecer y respondo.

—Que sea rápido porque ya es tarde.

—Yo, Julio, lo siento.

—¿Sientes que? —siento el enojo llegar, se suponía que ya había cerrado el ciclo con esto, pero nunca pensé que fuera a pedir perdón y eso me enojaba más.

—Sé que la cagué, pero, te extraño.

—Con todo el respeto que les tengo a las mujeres, te puedes llevar tus disculpas bien lejos; te di todo de mi y no fue suficiente para ti, no tengo porque perdonarte, ni ser empático con tus emociones; es más, no sé ni que hago contestandote; sí es todo lo que ibas a decir, mejor para mi.

Colgué antes de que siguiera, me quedé mirando al edificio de enfrente, todo estaba oscuro; el aire calaba y por primera vez había sido honesto con lo que sentía.

—Te vas a enfermar.

—No tengo frío.

—¿Qué haces despierto?

—Yo también puedo hacerte esa pregunta.

—Algo me despertó.

—Algo me despertó.

—Ven, entra —alargó su mano para que la tomara y al hacerlo ella la giró para verme la palma, no dijo nada y entre después de ella cerrando la puerta.

—¿Qué viste? —dije en voz baja para no despertar a Alejo, quién parecía estar en el quinto sueño roncando.

—¿Quieres un té? Eso me ayuda a dormir.

—Ammmmm, sí, pero Hana, ¿Qué viste?

—El de lavanda te va a relajar —siguió ignorandome mientras ponía a calentar agua en la estufa, busco las hierbas y mientras yo la veía desde la entrada de la cocina.

—Hana.

—Julio.

—Dime.

—No, no puedo, lo siento.

—¿Por qué no?

Ella sacó dos tazas y después se recargo en el mueble para verme.

—Porque sé que no me vas a hacer caso, solo prométeme que no vas a ignorar tus emociones.

—Necesito contexto.

—No lo necesitas, creo que ya sabes de qué habló, prométeme que no te vas a negar a lo que sientes.

—¿Al menos me dices quien es? ¿O a quién te refieres?

—Julio, promete que no te vas a negar a ser feliz.

—Está bien, lo prometo, que difícil es tener una amiga bruja.

Ella solo se empezó a reír y después de servir el té me invitó a su cuarto donde primero sacó su tarot para ver como me decía que un bonito evento canónico llegaría a mi vida y que pasaremos las materias; luego vimos películas hasta que el sueño nos ganó.

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Holiiiiii

Aja, sorpresa, sorpresa no es, pero 💜✨GRACIAS POR LAS 100 PRIMERAS VISTAS✨💜

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¿Ya saben quién se enamoró primero?¿Alguna idea de que pasará en el futuro?

Ay no sé, a mí ya me caen mal esos dos, peroooo bueno, los veo el domingo, disfruten su día y nada, muack💋

(sí, me sigue dando flojera hacer nuevas despedidas, soporten, feliz último día de Junio)

Un Error Perfecto (La Curiosidad Mato Al Hetero)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora