IX- Ave Fénix.

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SAMUEL

Lo que hizo mi hermana, en lo que se está convirtiendo, esa aterradora sonrisa que lanzó cuando la mansión Anderson se venía abajo, todo me pareció surrealista. Se supone que yo como su hermano mayor deba cuidarla, pero al contrario de eso poco a poco se estaba metiendo en una encrucijada. Me atrevería a decir que ahora mismo solo me tiene a mi, nuestra madre ha hecho cosas que cuando Sella se entere, no creo que la perdone.

Se supone que una madre te cuide, te proteja, bese tu frente antes de dormir. Una madre no te manda totalmente indefensa a una pelea de hienas, unas hienas despiadadas, mentirosas, carroñeras, traicioneras y actúan en lo profundo de la oscuridad, aparentando ser unos cachorros de bien.

Sella debería seguir recorriendo el mundo, haciendo fotografías como tanto le gusta. No tendría que aprender a empuñar cuchillos o estar poniendo bombas. Sus ojos color café ya no son los mismos, su mirada se ve triste, agotada y un tanto escalofriante.

Hay que tenerle miedo a una mujer que se está cansando de ser buena.

-¿No crees que debería saber? -preguntó Leandro.

-Sella aún no está lista para saberlo todo -objeté.

-¿Pasa algo? -preguntó mi hermana y nos callamos de inmediato.

-No, solo son asuntos de la empresa.

Leandro miró hacia abajo, a veces es demasiado evidente. Se que quiere contarle todas las cosas que están sucediendo a Sella, pero no creo que esté preparada.

-¿A dónde vas? -pregunté.

-Iré al hospital.

-Sella -me acerqué -¿Recuerdas lo que te dije?

-No diré nada, solo necesito saber cómo se encuentra.

-Está bien iré contigo.

-No es necesario.

-Bueno entonces que vaya Leandro, él te cuidará.

-Sí te hace sentir mejor -asintió -Vamos.

Que se haya marchado con Leandro me tranquilizó un poco, se que él la protegerá con su vida si es necesario.

Mientras terminaba de beberme un café mi móvil comenzó a sonar.

-¿Si? -atendí.

-¿Cómo vas para esta noche?

-Sí todo sale como lo planeado, será el final del legado Anderson.

-Se llevarán una linda sorpresa, nos vemos DiLaurentis -colgó.

Deslicé mi dedo por encima de la ceja derecha. No mentiré, me encontraba algo tenso, solo tenía dos opciones, todo saldría bien y ya podremos recuperar nuestras vidas o de lo contrario, las cosas acabarían muy mal, prefiero quedarme con la primera opción.

Durante el día fui a la empresa para zanjar algunos asuntos.

****

En la tarde me pasé por el apartamento de Camille, la necesitaba, la necesito.

-Hey, hola -dijo en cuanto me vio entrar.

Lucía jodidamente sexy con un pequeño shorts y una blusa corta. Su cabellera rubia estaba echa una coleta mientras preparaba algo en la cocina.

Fui hacia ella y le di un beso, aproveché para tomar un pedazo de pan.

-¡Eh! -me dió un manotazo.

Quité mi camisa negra y me recosté junto a la pared mientras la observaba cocinar. Verla así, es como ver el paraíso pasando junto a mi.

SELLA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora