XV- Mi esposo.

241 23 2
                                    

¿Hasta cuándo llegará el sufrimiento de Sella DiLaurentis? ¿O debería decir, Sella Anderson? Ah verdad, ahora soy Sella Rossi. Últimamente no se quién soy, pensar en mi identidad, trae consigo un gran desconcierto.

¿Habrá un porcentaje de cuánto dolor puede soportar una persona? De ser así, yo me llevaría toda la puntuación.

La vida es algo irónica, todos vivimos aún sabiendo que en cualquier momento moriremos. Pero aún así, nos despertamos cada día, dando lo mejor de sí, o tal vez escondiendo una profunda tristeza detrás de una bonita sonrisa. ¿Para qué desgastarnos si sabemos que acabaremos bajo tierra? ¿Para qué seguir respirando aún sabiendo que un día dejaremos de hacerlo?

Mario Benedetti dijo: "Después de todo, la muerte es un síntoma de que hubo vida."

¿Yo he tenido vida? Vivir no es sentir repulsión hacia ti cuando te miras en el espejo y ves en lo repugnante que te has convertido. Vivir no es sentir que solo respiras por consistencia.

Cuando esa afilada bala penetró en mi intestino, sentí que debía volar, que por fin sería libre. No mentiré, no diré que quería morir, pero consideré la muerte como una escapatoria a todo mi dolor.

Mis ojos se sintieron algo pesados, mostraron resistencia a ser abiertos. Por instinto moví mi dedo índice derecho y sentí en este, un Oxímetro, midiendo los niveles de oxígeno en la sangre. Mi respiración fue facilitada gracias a unas Cánulas ubicadas en mi nariz. Según iba abriendo los ojos, penetró con más eficiencia en mi ser, el pitido del Monitor Cardíaco, en el cual se evidencian mis signos vitales.

Mi cabeza se encuentra un poco revuelta, no sé dónde estoy y eso me pone algo nerviosa.

-Preciosura.

Esa palabra detuvo mi respiración por unos segundos y desvié mis ojos hasta mi lateral derecho.

Está vivo, Moisés sobrevivió y no puedo creer que lo diga, pero, estoy contenta de qué él sea lo primero que vean mis ojos.

Gesticulo unas palabras, pero mi voz se esfuma por completo.

Su aspecto me entristece muchísimo, sus ojos plata se encuentran opacos y tornados de un amarillo lastimoso.

-No has tenido escapatoria.

Su voz es interrumpida por una tos desagradable. Trata de mantener la vista en mi, pero su cuerpo se encuentra algo inquietante sobre la camilla.

-Por mucho que nos hayamos alejado, ahora siempre estaré dentro de ti.

Sus palabras hacen que un trago amargo rebase mi garganta, pero aún así él mantiene su increíble sonrisa.

-Sella Rossi, mi perdición, mi desvelo, mi necesidad, mi calma, mi esposa -siento mis mejilla calentarse debido a las lágrimas que están callendo.

-Moisés Rossi -pronuncio recuperando la voz -Mi salvador, mi insomnio, mi desorden, mi paz, mi esposo.

Una sonrisa sincera se torna en mis labios y nuestras miradas están increíblemente conectadas.

-Siempre has sido todo lo que he querido -sus párpados se van cerrando poco a poco.

Siento desconsuelo, mi paz mental ha sido alterada nuevamente.

Esta vez suena un pitido intenso, mostrando que ya no hay signos vitales por su parte.

Mi corazón se encuentra agitado y siento como mi ritmo cardíaco va aumentando con prisa.

Miro con desesperación hacia la puerta y ahí veo a Bastian, me mira con extrañeza, en su rostro hay cierto desconcierto.

SELLA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora