XVIII- Escarlata.

217 20 0
                                    

A mi alrededor escucho el canto de algunas aves, siento un terrible dolor de cabeza y mis párpados pesan. Lo último que recuerdo es estar volcada en el auto y sentir unas fuertes pisadas hacia mí.

Estoy recostada en una cama y creo que me encuentro en una especie de cabaña. Solo hay una cosa de la que estoy segura y es que me he pasado toda la noche inconsciente, el fuerte y caluroso sol se aprecia desde las ventanas.

No llevo la misma ropa de ayer y eso me sorprende. ¿Si son los rusos, por qué tantos cuidados? ¿No se supone que quieran matarme?

Me levanto con cautela en busca de Stef, no le noto por ningún lado. Aprecio que el sitio está bastante apartado de la ciudad, en el entorno es notable una arboleda.

-Pitufa -siento como la piel se me pone de gallina.

Axel camina hacia mí con una extensa sonrisa en su rostro.

-Aléjate -le pido retrocediendo.

-No tienes porqué temer Sella.

Recuerdo la primera vez que dijo mi nombre, nunca nadie había hecho que sonara tan sexy y ahora mismo solo quiero arrancarme las palabras de su boca.

-Te he salvado -su mirada azulada es tan jodidamente fascinante -¿No lo ves? Yo no soy el villano de esta historia.

-¿Dónde estamos? -pregunto apretando mis puños.

-En una cabaña, en el bosque -especifica.

-Quiero marcharme.

-Me temo que no puedes, aquí estarás más segura, casi no logro salvarte de los rusos.

-Stef, ¿Qué ha pasado con Stef? -coloco mi cabello detrás de las orejas.

-¿Stef?

-Sí, Stef, la mano derecha de tu hermano.

-Bastian no tiene ningún guardián -pronuncia con una sonrisa.

-No seas irónico, sabes de quien te hablo.

-Si te refieres al secuaz del maldito italiano -pronuncia acariciando su mentón -Se quedó en el auto, solo me dió tiempo a sacarte a ti.

-¿Le dejaste? -cuestiono.

-No te preocupes por eso ahora, mejor siéntate y come algo.

No había notado las frutas que sostenía en sus manos, pone estas en una mesa y se sienta tranquilamente.

Miro varias veces la cerradura de la puerta, solo estoy esperando una mínima distracción para escapar.

-Bórralo de tu mente, no te irás de mi lado, otra vez no -espeta metiéndose algo en la boca.

En su rostro se nota que lleva días sin dormir, su cabello está más largo y su ropa algo estrujada.

-Pulcher -pronuncio en un tono coqueto mientras me siento a su lado.

-No me digas así -lanza una mirada apática.

-Lamento lo de tu padre -intento persuadirlo.

Su mandíbula se tensa y unas venas se hacen notar en sus brazos.

-¿Qué pretendes?

-Solo quiero que...

-¡Cállate! -exclama tirando a un lado la silla en la que estaba sentado.

En sus ojos solo hay rabia y de cierta manera me dan miedo sus reacciones.

-Axel...

-He dicho que te calles -sostiene con fuerza mi rostro.

SELLA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora