XX- Aquí hay gato encerrado.

207 18 0
                                    

-Dígame de una vez qué tengo doctora.

-Me temo que mis sospechas son ciertas, padeces del síndrome SOP.

Hace meses, cuando la doctora me informó de mi condición, las esperanzas de que un día pudiera ser mamá, se desvanecieron lentamente.

Ahora que estoy embarazada, me siento con la misma angustia que sentí ese día. ¿Cómo tendré un hijo si estoy en prisión? Me reuso, no quiero que me vea con ese horrible overol gris.

-¿No me habías comentado que no podías quedar embarazada? -preguntó Samuel, en el instante en que la doctora salió.

-Yo... -el habla se me esfumó por completo.

Mi mente se encuentra en un total desconcierto, todo me parece irreal.

-Creo que Bastian merece conocer tu estado -pronuncia sin más.

-No -espeto inmediatamente, de manera tajante.

-¿Por qué no?

-Cuando me visitó, dejó bastante claro que no quiere saber nada de mi -pronuncio intentando no recordar lo duro que fue ese momento -No le digas a nadie que estoy embarazada -miro con espasmo a mi hermano.

-Está bien, pero debemos sacarte cuanto antes de aquí, hablaré con Ian o tal vez Sybil pueda interferir. Han intentado matarte y lo más probable es que se vuelva a repetir. ¿Lograste ver quién fue?

-No -respondo negando con la cabeza -Todo sucedió muy rápido y me encontraba de espalda.

-Será mejor que te trasladen a otra cárcel -expresa con inquietud.

-Por favor Samuel -resoplo -Ambos sabemos que no importa en qué cárcel esté, siempre irán detrás de mi cabeza.

-¡Hay que hacer algo! -brama llevando sus manos a la cabeza.

-Solo necesito salir de aquí. Este niño es un milagro -le miro con los ojos llenos de ilusión -No puedo permitir que nasca en una cárcel.

Siento una pequeña punzada en el vientre, supongo que es la herida. Por la sensación, noto que está cerca de donde recibí el disparo.

-Lo lamento, pero debo preguntar -musita con algo de duda, Samuel -¿De quién es el bebé?

-Aquí te he recetado algunos medicamentos y firmé un papel para que te dejen llevarlos a la celda -interviene la doctora, salvándome de mi respuesta.

-¿No dañarán al bebé? -pregunto evitando la mirada de mi hermano.

-No, puedes tomarlos con total tranquilidad, sería de gran ayuda que no estuvieras en un reclusorio, pero ya ves como están las cosas -musita con desánimo.

Sé el tipo de madre que tengo, por lo que soy consciente de como no quiero que me vea mi hijo. Todo niño merece ser atendido, cuidado y tener el afecto de su mamá acompañado de un abrazo. Ese calor es inigualable, desconozco la sensación, pero el hecho de anhelarlo tanto, me hace ser consciente de cuan significante es.

****

A pesar de mi hermano haber batallado tanto para que me dejaran en la enfermería, me encuentro nuevamente de regreso en mi celda. La doctora afirmó que estoy bien y no hay daños mayores.

Como era de esperarse, ya no estoy tan calmada como hace unas semanas, ni mucho menos veo la vida de la misma manera. Un precipicio me estaba llamando a gritos y simplemente me dejé caer. Ahora debo escalar, escalar con todas mis fuerzas y luchar por esa criatura que llevo en el vientre.

-Es entendible que no le digas nada -se acerca mi única fiel y leal confidente dentro del reclusorio -No después de como te trató, pero también entiende que se trata de su hermano, el pobre estaba contra la espada y la pared.

SELLA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora