Imparables [PERAYA]

Prólogo

—El alma ha sido marcada desde su nacimiento. El alma no estaba destinada a vivir esta vida.

—La Deidad.

—Vuela lejos, por favor. Mantente fuera de mi habitación. ¡Podría haber estado desnudo!

—Krist (Tu existencia)

—El alma no ha sido designada una sola vez, sino dos veces.

—La Deidad.

—Un alma vino a mi casa. Me tocó y me habló. Las almas nunca hablaban conmigo, antes de ti.

—Krist (Tu existencia)

—Si estás determinado a que esta alma permanezca a tu lado, entonces una decisión debe ser tomada.

—La Deidad.

—No puedes asustarme y no estoy huyendo.

—Krist (Tu existencia)

—Sabes que cada alma tiene un compañero. Si su alma ha de existir por toda la eternidad, entonces debe elegirte por encima del compañero creado como su otra mitad.

—La Deidad.

—Este es el regalo más preciado y perfecto que alguien ha recibido nunca. Me devolviste un recuerdo que amaré por siempre.

—Krist (Estamos predestinados)

—El alma ha visto demasiado. Él chico sabe más de lo que un alma debería saber. No puede conservar sus recuerdos. La elección será injusta si lo hace.

—La Deidad.

—Lo estoy guardando para mi ardiente novio.

—Krist (Estamos predestinados)

—Cada momento que ha pasado contigo será borrado de sus recuerdos. No recordará su encuentro con La Muerte, ni a ti rompiendo las reglas para salvarlo. No recordará luchar por ti. No recordará la maldición que sufrió mientras estaba bajo el hechizo del espíritu vudú. Todo será borrado. Si lo quieres, Singtuan, entonces tienes que ganar su corazón sobre el alma creada para ser su compañero. Sólo entonces será posible que puedas tenerlo para siempre. Él debe pasar esta prueba.

—La Deidad.

—Confía en mí, Singto Prachaya, sólo tengo ojos para ti. Nadie se te acerca siquiera.

—Krist (Estamos predestinados)