Hendery
Nuestras manos estaban unidas.
Aeris intentaba de seguirme el paso y yo no podía evitar sentirme nervioso por esta cercanía. Nunca antes había estado de la mano con alguien y menos si se trataba de llevarla a ese lugar que tenía en mente.
Para ser sincero, ni siquiera sabía por qué me encontraba con ella de la mano dirigiéndonos a mi lugar especial.
La simple razón por el que ese lugar era especial para mi era por que era algo que mi mamá me había dejado desde muy niño y a pesar de que no supiera de muchas cosas con significado, podía decir con seguridad que mamá me dejó el mejor lugar del palacio.
Era mi lugar de consuelo y el único que el palacio principal no tenía, por lo que para mi eso era muy especial.
Estaba nervioso y ansioso, no sabía si Aeris entendería el significado de ese lugar para mi si se lo llegara a explicar e incluso tenía miedo de que se burlara de mí.
Si eso pasaba ¿qué debía de hacer? ¿huir?.
Aunque pude llevarla a otros lugares, de todos, decidí ese lugar.
Sentía que debía mostrárselo por que era ella simplemente.
Aeris jalo de mi deteniéndose e intentó zafarse de mi agarre.
—Espera no puedo caminar tan rápido—se quejó.
No tenía mucho tiempo hasta que Hwa llegara y me buscara en el palacio y por un momento creí que Aeris se daría por vencida y me diría que quería regresar al palacio.
Mis nervios aumentaron, pero antes de que yo pudiera decir algo ella tomó la basta de su vestido y lo subió un poco hasta la mitad de las pantorrillas para pasar el resto por su brazo. El vestido se acortó y un poco de sus piernas se pusieron a la vista.
Ella levantó el rostro y yo desvié mi mirada nerviosa. No había visto antes a una mujer hacer eso, es más, ni siquiera hubiera imaginado que una mujer pudiera hacer algo así.
—Listo, podemos seguir su majestad.—yo carraspeé y ella volvió a tomar mi mano que minutos antes había soltado—No entiendo por qué hacen los vestidos tan largos, es muy incomodo.
Una sonrisa se escapó de mi y claro que ella no lo noto como tampoco noto mi rostro sonrojado porque llevaba mi velo.
Aeris jalo de mi para que siguiera avanzando.
—Sigamos—pronuncio mirándome fijamente.
No sabia si era por que ella estaba conmigo a punto de conocer el lugar que mamá me mostró cuando era aún un niño o si era por que ella me estaba sonriendo y estábamos tomados de la mano. De todas formas y cualquiera que haya sido la razón, mi corazón empezó a latir de manera descontrolada, sentía algo raro en el estomago y mi ganas de moverme por todo el lugar saltando casi eran incontrolables.
Estaba muy feliz, después de mucho tiempo, podía sentir que de verdad estaba feliz y todo era gracias a que ella estaba conmigo a mi lado.
—¿Qué hace? ¿por qué no vamos? o ¿ya no quiere que vayamos su majestad?.
La manera informal en la que entre frases me hablaba e incluso el tono en el que me hablaba no era el mismo que el de hace unos meses atrás.
Ella era otra persona.
Sentía que había cambiado a una mejor versión de ella o quizás siempre fue así y yo aun no lo sabia.
No lo sabía, pero definitivamente no podía decir que yo me comportaba con ella de la misma forma que hace unos meses atrás cuando ella era grosera y despectiva conmigo.
Incluso yo había cambiado con ella.
Hasta hace unos meses no podría haber imaginado que ahora estaría tomando su mano, mano que por cierto ella quiso soltar en cuanto terminó de preguntarme si ya no quería ir con ella. Claro que yo no solté su mano y por el contrario la sujete aun más fuerte.
Negué con la cabeza—No es eso, solo estaba impresionado por la forma en la que llevas tu falda y por la forma en la que ahora me hablas.
Ella se sorprendió un poco.
—¿Debería hablarle más formalmente?.
Yo negué de nuevo.
—No es necesario que lo hagas, si me hablas aun más formal estarías poniendo un muro entre nosotros, quiero ser cercano a ti.—me sincere. En serio agradecía tanto llevar un velo porque de esa forma era fácil para mí expresarme.
Ella sonrió—Yo también deseo conocerlo más príncipe Hendery.
Desde que mamá murió nunca había escuchado mi nombre de otra forma a pesar de que siempre escuchará a las personas decirme "príncipe Hendery" o "su majestad hendery".
Me sentía como un tonto en una nube y mi sonrisa no podía borrarse.
Yo también quería intentar pronunciar su nombre de forma especial.
—Vamos Aeris, sujeta bien tu falda.
—Créame que si pudiera la cortaría hasta por debajo de las rodillas, es muy incomodo. Tendría que intentar llevar una algún día su majestad.
Aeris empezó con el parloteo y yo jale de su mano para seguir caminando escuchando cada cosa que decía y riendo por lo bajo.
Hubo un momento en el nuestras manos empezaron a sudar, sin embargo no las soltamos. Por el contrario, la sujete más fuerte y acelere aún más el paso hasta el punto de correr levemente.
Antes de llegar a mi palacio durante el camino sobre paraba un momento para llevar una que otra flor que me gustaba y que iba acorde a la idea que tenía en mente para decorar la tumba de mamá y en cuanto menos lo espere, llegamos a la entrada del palacio.
Como siempre, para mi, la bienvenida me la daba ese pequeño jardín de flores que mamá plantó. Ella decía que era poco probable que las personas me visitaran, pero para aquellos que vinieran, las flores eran una cálida bienvenida.
ESTÁS LEYENDO
El jardín de las mariposas muertas
RomanceElla fue la primera. Fue la primera en acercarse a mí, sin esperar nada a cambio, sin esperar enamorarnos y fue esa persona quien por primera vez me vio de otra forma más allá de ser solo un príncipe. En todos los años que llevo de vida fui apartad...