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POV Graham

No podía resistir un solo minuto más allí sentado.
el bullicio tenue y elegante, el aroma de las velas y el vino caro, el perfume penetrante de Bob o en contraposición, el dulce y floral que llevaba Rose; todo me estaba rompiendo la cabeza, me asqueaba y me hacía pensar que estaba perdiendo tiempo en un restaurante cuándo en realidad podía estar tirado en el sillón de Damon viendo la serie que compartíamos, o alguna película, o cenando alguna comida barata que por algún motivo tenia mucho mejor sabor que la del excéntrico plato que tenía adelante y aún no había tocado.

Damon se mudó al departamento que le había regalado y ese parecía ser mi segundo hogar, me pasaba más tiempo allí que en mi propia casa, lo que era muy bueno porque si la presencia de Rose era percibida por Damon las cosas se iban a arruinar, y nosotros estábamos demasiado bien para eso, no quería tocar nada, solo pasar todo mi tiempo con él amandolo, eso era todo.

-es tan estúpida, si tuviéramos más tiempo la despediria, pero con la boda casi encima...¿no, cariño?

La voz de mi prometida llegaba como de lejos y por oleadas. ella y mis padres cenaban y hablaban de los arreglos, de las flores, del vestido, de la luna de miel, y yo parecía flotar por encima de ellos, no quería estar ahi, no podía soportarlo más

-Graham

-¿que?

-¿me podes escuchar? ¿te sentis bien?-me preguntó apoyando una de sus manos en mi frente.

sentí el pesado frio del oro blanco que envolvía el anillo de compromiso contra mi piel.
Miré a mi madre, que parecía preocupada; y después miré a mi padre con esa habitual expresión dura en sus ojos

-me disculpo, necesito ir al baño...

-¿ahora? estamos cenando Graham-me dijo Bob

me levanté de todas formas y caminé hasta el baño cerrando la puerta detrás mío.
el reflejo del espejo me devolvió una versión bastante triste de mi mismo, estaba pálido y transpirando.

abrí el grifo y me lave las manos para luego usarlas en mojarme la nuca, necesitaba que la noche se termine, queria volver con Damon y abrazarlo.

La puerta se abrió de golpe a mis espaldas y a través del espejo me encontré con los ojos de mi padre

-¿qué te pasa? estamos a dos semanas de tu casamiento, no podes dejar a tu futura esposa hablando sola...

La sola idea de lo rápido que estaba yendo todo me mataba, contaba con una especie de milagro, con algo bueno que me salvara, pero sabía que eso no iba a pasar, podía fugarme del país con el amor de mi vida y cambiar mi identidad, o podía casarme y condenarme el resto de mi existencia.

-nada, me duele la cabeza

-Graham, no veo la hora de que te conviertas en un hombre, realmente yo a veces pienso que naciste sin algo, te falta algo...

-¿podes parar?

-a mi no me hables de esa forma y volvamos a la mesa ¿queres?-dijo empujandome para lavarse las manos

Mi corazón latía tan fuerte que era imposible que él no lo escuche. necesitaba hacer algo y resolverlo, lo que sea que hiciera falta para no lastimar a nadie.

-papá-tartamudee, como cuándo era un niño. él me miró por el espejo mientras se secaba las manos

-no me quiero casar con Rose

-ay, Graham

-no es la mujer ideal para mi

-¿alguna lo es?-preguntó con esa ironía que utilizaba siempre

PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora