Jimin, un instructor de vuelo divorciado que en una inocente noche de copas donde celebra su reciente vuelta al mercado de solteros conoce a su destinado sin saberlo.
Jungkook, un joven profesor de secundaria llega al mismo lugar con la misión de...
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"Tú y yo sin ropa haremos del amor una palabra sin sentido".
A estas alturas no les importaba nada ni nadie, sólo contaban los minutos interminables para llegar a un lugar solitario donde pudieran dar rienda suelta a sus deseos y ese secreto quede guardado para siempre entre esas cuatro paredes.
La mano traviesa de Jungkook se posó en la rodilla de su acompañante sacándolo de sus pensamientos, el alfa castaño suspiro disfrutando de la sensación al tacto cálido que le brindaba la mano del pelinegro, podía sentir el calor a través de la tela de sus vaqueros deslavados que emanaba de ella.
—Me estoy volviendo loco gatito, ¿cuando vamos a llegar?,
La ansias por llegar al lugar donde podrían conocer cada centímetro de piel del otro, esos músculos firmes y delicioso, cada rincón exquisito lo carcomían por dentro.
Jimin respiro profundo tratando de aguantar las ganas de hacerlo aquí mismo y ahora. —Quédate quieto cachorrito ten paciencia que estamos por llegar.
Jungkook solo sonrió complacido de saber lo nervioso que ponía a Jimin, de vez en cuando el alfa mayor le daba una que otra mirada coqueta y el pelinegro le regalaba una dulce sonrisa o un suave toque.
Faltaba poco para que amanezca cuando el auto de Jimin se detuvo frente a lo que sería su escondite del mundo ese sábado por la mañana.
Era un lujoso hotel en la exclusiva zona turística de Washington, tenia habitaciones insonorizadas para que alfas u omegas las utilicen para pasar su celo.
Cuando Jimin bajo de su auto Jungkook trago grueso, antes de bajar se formuló miles de preguntas y todas tenían la misma respuesta, ¡corre!.
Jimin se acerco a su lado del auto y abrió la puerta de copiloto, poniéndose de cuchillas para que no sintiera desafiado tomó su mano, se acercó a su rostro y susurro a su oído. —Si quieres regresar dilo ahora cachorro, una vez crucemos esa puerta, no hay vuelta atrás, —terminó la última palabra con un leve mordisco en su oreja, haciendo poner aún más nervioso al alfa dominante.
El alfa más joven no pudo hacer otra cosa que cerrar los ojos dejándose llevar por el estremecimiento que le produjo esa pequeña mordida.
Su lado animal estaba listo para saltar encima de Jimin, su lado racional no.
Solo tenía que dejarse llevar, ¿cierto?, era difícil, no tenía idea si Jimin estaba acostumbrado a líos de una noche, él no lo estaba, le gustaban las relaciones largas, acurrucarse con su pareja, de lo que si podía estar seguro, era de que no quería salir herido de nuevo.
Su lado racional tuvo la muy mala idea de dejar en claro cosas que lastimarían al otro alfa sin saberlo, el alcohol es un muy mal consejero.
Detuvo el andar de Jimin, antes de entrar al hotel. —¿Me pediste una noche cierto?.
