Jimin, un instructor de vuelo divorciado que en una inocente noche de copas donde celebra su reciente vuelta al mercado de solteros conoce a su destinado sin saberlo.
Jungkook, un joven profesor de secundaria llega al mismo lugar con la misión de...
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"En la tibieza de tú piel encontré refugio para mi alma agobiada, tú, sin saberlo curas cada una de las herida que otros amores dejaron a su paso".
Miércoles 11:40 pm
—¿Debería ir, tal vez llamarlo?, —Jimin vio la hora en el reloj de su escritorio lleno de documentos, —No debería, él debe estar dormido.
—No lo pienses tanto, vamos tonto ellos también nos extrañan.
—¿Y si le parezco desesperado?.
—Eres un gran idiota, nuestro cachorro es dulce y considerado, solo toma el maldito teléfono y lláma a nuestro alfa, no des tantas vueltas.
Jimin sonrió negando, su viejo lobo podía ser tan mimado y caprichoso.
¿Iban muy rápido? Tal vez, no, no lo llamaría ir rápido, más bien estaba complaciendo a cada cosa que su lobo testarudo había deseado por mucho tiempo, aunque Jimin no había dormido casi nada la noche anterior y debía adelantar trabajo para dedicarle el fin de semana a su adorable Cachorrito, su lobo ingrato estaba lleno de energía, rebosante sería una palabra más adecuada, escogía los peores momentos para darle órdenes o tener charlas profundas con él.
El tema favorito, su destinado por supuesto, claro que coincidían en que su alfa era adorable, perfecto, dulce y sobretodo sexy, la respiración cálida y entrecortada del profesor en la tersa piel de sus clavículas, sus latidos combinados, el olor de sus cuerpos mezclados, a quien iba a engañar, lo necesitaba, quería tenerlo cerca todo el tiempo, Jungkook era su regalo caído directamente del cielo, dormir con la camiseta impregnada de su aroma fue causante de una calurosa cita con su mano izquierda.
Pero también estaba presente la incertidumbre de ir demasiado rápido y asustar al alfa más joven, esa era la discusión que tenía con su lobo cada vez las dudas salían a opacar la euforia que crecía en su corazón.
Los dos sin saberlo compartían el mismo temor, las mismas dudas y la angustiante ansiedad por acortar la distancia y no alejarse más.
¿Puedes sentirte como un adolescente cerca de los treintas?
La respuesta es si, claro, al menos Jungkook se sentía como un jovencito de catorce años, atontado, distraído, totalmente en las nubes, fantaseando todo el tiempo, pegado al teléfono pendiente de las notificaciones, sonriendo dulcemente a la pantalla de su móvil, mientras su travieso sargento Park rondada en su mente, como dueño y señor que se había apoderado de sus pensamientos, suspiros y deseos.
¿Acaso eso era amor?.
Si no lo es, pues estaba muy cerca de convertirse en eso...
La dulce voz de Jimin al teléfono se había convertido en su bálsamo relajante que lo ayudaba a conciliar el sueño, y aunque ya no era un cachorro podía apostar que se quedaba dormido con una enorme sonrisa pintada en el rostro gracias a las ocurrencias del alfa mayor, entre risas, planes, coqueteo, promesas, tiernas palabras de amor y otras subidas de tono Jungkook y su lobo empezaban a desarrollar un fuerte apego por ese alfa astuto que había dormido envuelto fuertemente entre sus brazos la noche anterior, maldita sea realmente lo extrañaba.
