Jimin, un instructor de vuelo divorciado que en una inocente noche de copas donde celebra su reciente vuelta al mercado de solteros conoce a su destinado sin saberlo.
Jungkook, un joven profesor de secundaria llega al mismo lugar con la misión de...
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"Aquella, nuestra primera vez, mi cuerpo quedó marcado por tu aroma, tus gemidos, tu deseo, mi alma aún te ansía".
Latte caliente con leche de almendras y canela en polvo, mucha canela en polvo, rollos de canela, chocolate frío o caliente con canela extra, ¡mierda!, Jungkook maldijo internamente mientras decidía que llevaría del menú, su lobo se había obsesionado con ese maldito aroma y lo necesitaba para que el malagradecido y ingrato animal en su interior lo dejara en paz de una puta vez.
Salió de la cafetería agradeciendo por su pedido con una falsa sonrisa.
Fuera del gimnasio donde había comenzado a ejercitarse, un pequeño gatito de tres colores llamó su atención, awww, era precioso, por los mil demonios, tenía que ser una broma, el animalito tenía ojos bicolor, el lindo peludito de inmediato le trajo a su mente a Jimin, ese estúpido y sexy alfa rastrero.
Un gato mañoso, sucio y escurridizo.
Todo le recordaba al alfa castaño, maldito y sexy alfa del demonio, había dejado de llorar por el tonto de su ex y su estúpido lobo malcriado se había encaprichado con ese alfa de pacotilla.
Les había pedido a Taehyung y Namjoon qué no volvieran a llamarle cachorrito, ese estúpido apodo era odioso, denigrante y estúpido, la verdad es que lo encendía, pero no lo diría en voz alta.
Odiaba recordar a Jimin a cada instante, como pudo dejarle dinero y un taxi afuera del hotel.
¿Se veía como un gigoló?, se sintió tan sucio, ¿que le hizo pensar a Jimin que él era un acompañante? Aún no encontraba la respuesta.
Estúpido Jimin con su sonrisa fanfarrona...esa sonrisa preciosa y sus ojitos de media luna. ¿como pudo confundirlo? ¿EL NO ERA UN PROSTITUTO!, grito fuerte mientras entrenaba junto a su coach de boxeo, llamando la atención de los demás miembros del gimnasio
El pobre había guardado toda su ira, primero Mingyu, luego Jimin, tanta rabia reprimida, era extraño en alguien como Jungkook comportarse así de pasional.
El alfa suspiró tristemente, él solo era un tonto despechado que en ese momento se sentía solo, estaba vulnerable y cedió a sus deseos.
Pero no pasaría de nuevo, no volverían a jugar con él, si se lo topaba de nuevo, le quitaría esa linda, sensual, arrolladora y bonita sonrisa que tenía ese alfa tonto.
Mientras quitaba el sudor de su cuerpo bajo el agua fría de la ducha del gimnasio vino a él la imagen de la espalda de Jimin, perfecta tan bien trabajada, el tatuaje en su costado, su olor, ese maldito aroma que lo volvía loco.
Necesitaba verlo una última vez para insultarlo, maldecirlo, ¿pero a quien diablos engañaba?
Si volvía a verlo de nuevo iba a tomarlo fuertemente entre sus brazos y besarlo como un desesperado.
