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El resto de la semana fue una completa montaña rusa para Johnny.

Entre las clases de la universidad, las prácticas con su equipo de baloncesto y su investigación sobre el caso de Jungwoo, realmente no tuvo mucho tiempo para descansar como normalmente lo hacía. Por esa razón, cuando llegó el sábado y se halló en frente del punto de reunión, lo último en lo que pensó fue en encontrarse con la misma cafetería en la que trabajaba Doyoung.

Desorientado y con un ceño fruncido en la expresión, abrió la puerta del local con cuidado. De inmediato, el sonido del bullicio bañó sus oídos como si de un retumbar se tratara.

—En la esquina hay una mesa disponible. —Murmuró Jungwoo. Johnny no pudo evitar observar la extraña mirada que llevaba el fantasma en el rostro.

Cosas de espíritus, pensó.

Pero una sensación que empezaba a asentarse en el fondo de su pecho le dijo que, quizás, su pensamiento podría estar errado.

Johnny, Jungwoo y Yuta cruzaron a lo largo de las mesas del local mientras se sumergían en el ameno olor a comida y café que flotaba en el aura de la cafetería. No tardaron mucho tiempo en acomodarse en la mesa que les había indicado Jungwoo.

De pronto, una voz se hizo sonar en mitad del bullicio.

—¡Vaya! Qué coincidencia verte en mi trabajo, Johnny.

El aludido sintió un escalofrío a lo largo de la espalda al sentir aquellas palabras empapar sus sentidos. Alzó la mirada con lentitud antes de encontrarse con los profundos ojos negros de Ten una vez más.

—No sabía que esta era la cafetería de la que me habías hablado tanto —Confesó casi de inmediato. Una sonrisa nerviosa se posó en los labios de Johnny, pero pareció convertirse más bien en una mueca. Realmente no esperaba encontrarse con su amigo en aquel lugar—. Es la primera vez que te veo trabajando.

—¡Pues claro que lo es! Desde que trabajas en esa funeraria que no tienes tiempo para nada —Se quejó el más bajo, cruzándose de brazos con un fingido ceño fruncido—. Mejor dime lo que vas a ordenar antes de que me enoje de verdad.

Johnny rio un poco al ver la actitud de Ten.

—De momento solo quiero un capuchino y una torta de chocolate. Estoy esperando a alguien, ya sabes. —Explicó.

En cambio, una ligera mirada de confusión e intranquilidad apareció en el rostro del contrario

—¿Es una... cita? Pensaba que no veías a nadie desde lo de... —De pronto, se calló. Johnny solo negó con la cabeza ante aquella pregunta.

—Es solo trabajo extra de la funeraria. No tienes que preocuparte por nada más. —Sonrió con una calidez que fue capaz de convencer al contrario de que de verdad sabía lo que estaba haciendo.

Con una pequeña mueca en su expresión, Ten pareció calmar un poco su repentina inquietud.

—Está bien. Le diré a Doyoung que te prepare el pedido y te lo traeré. —Expresó. De inmediato, Johnny notó el nombre de aquel chico salir de los labios de su amigo.

Jungwoo y Yuta también parecieron percibir aquel nombre. Se miraron entre ellos con una extraña sensación que no alcanzó a llegar a los ojos del médium.

—¿Está Doyoung trabajando hoy? Pensaba que solo se ocupaba de ser mesero. —Preguntó, pero Ten rápidamente se apresuró a responder.

—Uno de nuestros amigos tuvo un imprevisto y no pudo asistir, así que Doyoung decidió hacer doble turno para reemplazarlo. Si quieres puedo llamarlo para que te salude también. —Explicó con simpleza, pero Johnny no pudo hacer nada más que palidecer ante aquella propuesta.

engaños ও johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora