El corazón de Johnny no paraba de latir con una emoción enredada. Una sonrisa aguda bañó con cierto nerviosismo su rostro antes de observar la expresión melancólica del contrario. Ojos rojizos, nariz escarlata. Doyoung era, de cierta forma, similar a su hermano. Ambos poseían ese singular color café en sus pupilas, así como una piel tan fina como las joyas más costosas. Los codos de Johnny se hundieron en la mesa antes de finalmente tomar el valor para hablar con la persona en frente suyo.
—Un café americano de tamaño mediano y una torta de chocolate, por favor. —Y con esas palabras del castaño, Doyoung pareció despertar de una especie de ensoñación. Sus brillantes ojos parpadearon varias veces antes de caer en cuenta de con quién estaba hablando.
—¿Johnny Suh? —Preguntó el contrario con cierta sorpresa en la mirada.
—¿Kim Doyoung? —Regresó la pregunta Johnny, a pesar de que sabía perfectamente de quién se trataba.
—Oh, perdona —Su mano cayó para unirse con su brazo en un retumbar nervioso que el castaño no fue capaz de entender al principio—. No te reconocí al principio. Lo siento.
Su corazón pareció arrugarse ante aquellas palabras. No quería admitirlo en público, pero el hermano de Jungwoo era, quizás, un poco... ¿lindo?
—No te preocupes. Tampoco sabía que uno de mis compañeros de clase trabajaba en este lugar —Amplió su sonrisa con amabilidad en la mirada, incluso cuando su corazón seguía latiendo con esa emoción tan caótica como difusa—. Dime, ¿no es un poco fastidioso con los horarios de la universidad?
—Para nada —Se apresuró a decir con cierta intranquilidad en las palabras—. Todos los meseros de aquí somos de la misma universidad. No tenemos problemas con cubrir el turno del otro en caso de ser totalmente necesario. —Contestó, con sus manos uniéndose en un apretón intranquilo.
De pronto, una voz pareció llamar el nombre de Doyoung. Johnny se giró con cuidado para observar que, quien le estaba hablando al hermano de Jungwoo, era un chico de labios regordetes y ojos centelleantes que se encontraba en la otra esquina de la cafetería. Johnny vagamente enlazó su rostro con un nombre: Dong Sicheng. Era otro chico que estudiaba en la carrera de psicología de su universidad.
—Está bien, en un minuto voy —Respondió con rapidez. De inmediato, miró el rostro de Johnny antes de volver a hablar—. Un café americano de tamaño mediano y una torta de chocolate, ¿verdad? —Johnny asintió con lentitud—. Por favor, no te vayas. Te lo traeré enseguida.
El corazón de Johnny latió una vez más en mitad de sentimientos y emociones enredadas en su pecho.
—Sí, claro. —Una tonta sonrisa pareció apoderarse de sus labios.
Y con esas palabras, Doyoung se retiró de su mesa al tiempo que el corazón de Johnny retomaba con cuidado sus latidos esporádicos. Jungwoo, en cambio, no podía dejar de observar la escena con una expresión totalmente aterrada. No podía creer lo que habían visto sus ojos.
—No lo digas —Empezó a hablar, observando la mano de Johnny deslizarse desde la mesa hasta llegar a cubrir la parte baja de su rostro. Un rojo escarlata furioso se adueñó por completo de sus mejillas—. No te atrevas a decirlo.
—Tu hermano es lindo. —Soltó de improvisto.
De inmediato, la expresión de Jungwoo se quedó en blanco.
Después, una sonora carcajada salió de sus labios, riendo sin parar ante la perspectiva de lo que estaba sucediendo. Johnny solo pudo sentir la sangre subiendo por sus orejas con total vergüenza de todo lo terreno.
—No es gracioso. —Sentenció el castaño, pero eso no hizo que Jungwoo se detuviera ni por un segundo. En cambio, tuvieron que pasar algunos largos instantes antes de que el contrario pudiera calmarse un poco. Al terminar, varias lágrimas podían llegarse a apreciar en los costados de sus ojos.
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engaños ও johndo
Fiksi PenggemarEl suicidio de Kim Jungwoo, el hermano de Kim Doyoung, fue un golpe duro tanto para la familia Kim como para sus allegados. Por esa razón, Doyoung no es capaz de notar los sucesos extraños que ocurren a su alrededor hasta que un espíritu sin igual a...