"¿Y si huimos? ¿Y si partimos hoy? ¿Y si le decimos adiós al sano y salvo? ¿Y si somos difíciles de encontrar? ¿Y si perdemos nuestras cabezas? [...] Mi juventud es tuya."
—TROYE SIVAN
Esa mañana Jungkook cruzó el pasillo de su casa sin hacer ruido y salió lo más rápido posible, sin tan siquiera molestarse en desayunar algo. Sus pies ágiles se movieron por el portal en una carrera corta hasta llegar al ascensor, no sabía si el entrenador Park estaría esperándolo como cada mañana para salir a correr con él y Peach. Después de la manera en que su madre lo había tratado la noche anterior no le resultaría raro que este decidiera alejarse por un tiempo, nadie merecía ser echado de ese modo. Su madre se había comportado de forma predecible pero hasta para ella era demasiado, a pesar de su educación tradicional Jeon nunca la había visto tan fría con alguien, ni siquiera cuando durante su niñez fue pillado intentando escabullirse del colegio para ir a la piscina. Jamás antes aquella mirada de odio irracional se había posado sobre los bonitos ojos de su madre.
Cuando Jungkook llegó hasta la parte del aparcamiento en la que el entrenador siempre aparcaba su coche y lo observó apoyado contra este con la mirada fija en Peach, una especie de escalofrío de felicidad cruzó su estómago invitandolo a sonreir. Park sonreía levemente mientras su perrita correteaba felizmente a su alrededor sin dejar de mover la cola cada vez que él le dedicaba alguna palabra cariñosa, su cabello azabache resbalaba sobre los ojos y esa ropa de deporte levemente ajustada lograba que la figura de su cuerpo pudiese percibirse sin problemas. Jeon estaba acostumbrado a verlo con la misma ropa que él casi todos los días, ya que la empresa que lo promocionaba llenaba sus armarios, los de su staff y entrenador constantemente con los nuevos modelos de material deportivo que la marca sacaba, en cambio verlo vistiendo así llamaba mucho más su atención. Casi sentía la necesidad de preguntar el motivo.
—Hola — su voz salió de forma tímida mientras trataba de mantener los ojos lejos de los pectorales de su entrenador. La tela negra de su polo térmico se pegaba a la piel de su torso casi como una segunda piel — Yo... lo siento por lo de ayer, no quise que mi madre...
—No te disculpes por lo que hacen otros Jungkook, no tomes como tuya la culpa que no te pertenece.
Park le dedicó una sonrisa tranquila antes de señalarle el coche.
—Sube, teniendo en cuenta que tu madre está en casa no creo que sea buena idea que corramos alrededor de esta zona. He pensado que podríamos ir a Songpa Naru, ¿qué opinas niño?
Jungkook asintió levantando la mirada, se había agachado para saludar a Peach y ahora el entrenador lo observaba con una mirada que no podía identificar bien. Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando comprendió que sus ojos estaban completamente conectados con los de este, hundió su frente contra el lomo de la perrita y volvió a asentir tratando de librarse del latido acelerado en el que su corazón se había sumido.
—Me gusta el parque Songpa — susurró.
Park se limitó a dejar escapar una pequeña carcajada llena de familiaridad, cada día se encontraba más a gusto con esos sonrojos inesperados que el nadador tenía. Sus otros entrenadores no tenían ni idea, aquel muchacho era especial. Jeon Jungkook conocía bien su deporte, era bueno en ello y su actitud desafiante lejos de ser un problema suponía un reto para cualquier profesional al que le gustase su trabajo.
—Sube al coche niño — Park estaba sintiendo de nuevo esas estúpidas ganas de atraer al chico contra su cuerpo — Se nos hará tarde y todavía tenemos que ir a la piscina.
—No soy un niño, viejoooo.
Jungkook hinchó sus mejillas mientras abría la puerta de atrás del coche para asegurar el arnés de Peach, la perrita lameteó su cara completamente feliz de tener la atención del niño y de nuevo Jimin sonrió de forma automática al ver la buena relación que el chico había creado con su perro.
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𝐈 𝐇𝐚𝐭𝐞 𝐔 𝐌𝐫. 𝐇𝐚𝐧𝐝𝐬𝐨𝐦𝐞 | 𝐉𝐢𝐤𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 (𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧)
FanfictionJeon Jungkook era uno de los mejores deportistas de Corea del Sur, las estanterías de su casa estaban repletas de trofeos y medallas que confirmaban su potencia a la hora de competir... Después de tantos éxitos su principal objetivo se había fijado...