La obsesión de Han Jisung logra cualquier cosa para tener a Lee Minho, el hijo de un mafioso que lo tiene como esclavo sin embargo en el transcurso los secretos del pasado saldrán a la luz
Aún recuerdo el día en el que mi madre me abandono, recuerdo sentir un gran dolor en mi corazón pero era soportable porque yo solo era un niño. Mi infancia no debió ser así, no debí vivir en un engaño y esto me hizo cuestionarme tantas veces si realmente mi madre me amaba, ¿Por qué me abandono? Siempre fui un niño muy bueno, tenía buenas notas, me hacía el desayuno, me bañaba y nunca me queje por las cosas que no podía tener.
¿Por qué?
Desde ese día ya no he vuelto a sentir tristeza, amor o felicidad, solo siento odio y quiero matar a cualquier persona, no está mal, no está mal matar a personas malas.
¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?
Recuerdo al señor Lee como si fuera ayer, recuerdo sus facciones marcadas, recuerdo que pensé que era un actor de k-drama pero sobre todo recuerdo sus palabras
"Te abandono."
"Una vida mejor."
"Te amo..."
El me dijo te amo, entonces ¿Por qué me abandono? Dijo que era lo mejor pero ¿Por qué era lo mejor?
Ese día el me preparo un delicioso desayuno, ambos reímos mucho mientras hablábamos sobre mis estudios y las cosas que me gustaban hacer. El parque de diversiones que jamás conocí con mi madre lo conocí con Lee, un completo miedoso que no quiso subir a una montaña rusa conmigo ya que le tenía a las alturas.
¿Aún le tiene miedo?
Quiero tirarlo desde el edificio más alto.
Lee también me compró algodones de azúcar, al parecer el también se estaba divirtiendo demasiado, por la noche compramos pizza y volvimos a reír demasiado, recuerdo que al reír podía notar sus dientes e incluso la forma en la que sus labios se alargaban, sus ojos brillaban, entonces ¿Por qué me abandono?
Al día siguiente aparecí en una casa y creí que era donde se encontraba mi madre pero no fue así, era una familia rica la cual sería mi destrucción, ellos me volvieron el psicópata que soy hoy en día pero realmente me siento mejor desde que mato a las personas malas así estás personas ya no vuelven a hacer daño.
Madre, te mataré.
Minho, te mataré.
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El pelinegro observo aquella escena, habían matado a uno de sus mejores hombres -¿Cómo es posible?- observo alrededor de 15 hombres muertos y la sangre por doquier -!¿Quién hizo esto?!
-Señor, no hay nadie sospechoso, revisamos las cámaras cercanas pero no hay nadie que se vea fuera de lo normal.
Peino sus cabellos hacia atrás -Es obvio que se verá normal, un psicópata siempre se verá como una persona normal.
El hombre asintio -Revisaremos el perímetro una vez más- tras decir eso el hombre y los trabajadores se fueron.
Lee subió al techo y prendió su cigarrillo.
¿Quién podría ser?
Exhaló el humo y suspiro cansado, todo era un mierda.
-Señor Lee~- escuchó una dulce voz detrás de el, rápidamente volteo y observo a un chico de cabellos castaños -Lo extrañe demasiado..
Minho no tenía idea de quién era -¿Cómo sabes mi nombre?- de pronto recordó la escena de abajo, ese chico era el asesino -¿Tu los mataste?
El chico hizo un puchero -Es triste saber que no me recuerdes, incluso me dijiste que me amabas cuando solo tenía diez años ¿No recuerdas?- se acercó hasta quedar frente a Lee.
Ese joven era Han Jisung, el hijo de Aisha. No podía ser posible, lo miro sorprendido -¿Por qué estás aquí?
Jisung sonrió mientras sacaba su daga -Quiero saber dónde está mi madre para matarla yo mismo- dejo escapar una risita -Tus hombres solo están durmiendo, tranquilo.
Minho observo la daga y sonrió -Jisung, no tengo ni la menor idea de dónde está tu madre.
Jisung sintio una punsada en su corazón.
Las voces sonaban dentro de su mente, aquellas voces lo atormentaban día y noche.
Mátalo Jisung.
Jisung, el te abandono.
Tiralo del edificio.
Abrió sus ojos y dejo caer su daga para después colocar sus dos manos sobre Minho llevarlo hasta la orilla del edificio -¿Aún le tienes miedo a las alturas?- sonrio dejando ver sus dientitos sin embargo sus ojos solo mostraban lo contrario, se veía como un completo psicópata.
Minho sostuvo las manos de Jisung -No tengo miedo a morir Han- dijo mientras sus lágrimas se deslizaban, tal vez muriendo lograría dejar ese infierno de vida que su padre le brindaba.
Jisung lo miro con aquella mirada penetrante y entonces lo hizo.
