La obsesión de Han Jisung logra cualquier cosa para tener a Lee Minho, el hijo de un mafioso que lo tiene como esclavo sin embargo en el transcurso los secretos del pasado saldrán a la luz
Su padre lo había llamado para presentarle a alguien importante, tal vez algún socio con dinero pensaba Han.
Cuando llegó pudo ver a lo lejos a su padre y al presidente del estado, sonrió falsamente y camino con pasos lentos hacia ellos, cuando llegó hizo una leve reverencia -Buenos días padre- observo al presidente y extendió su mano para estrecharla con la del mayor -Buenos días señor presidente.
El mayor sonrió feliz -Es muy educado, joven Jisung.
Su padre asintió -Lo es, te lo dije- dejo suaves palmadas sobre la espalda de Jisung -Tu hija estará en buenas manos.
¿Hija? ¿De qué hablan?
El presidente giro sobre sus talones -Woo, puedes venir- después de breves segundos apareció una hermosa chica de tez pálida, ojos redondos y grandes color azul y un hermoso cabello rojo y lacio, lucía como una muñeca bonita.
La chica sabía que a lo que iba así que se acercó a Jisung y dejo un suave beso sobre su mejilla -Hola Jisungie.
No podía ser grosero y quedar mal frente a los presentes, no era buen momento para revelarse. Tenía que salvar a Minho pero para eso no podía levantar sospechas y mucho menos perder el apoyo de personas importantes.
Sonrió amablemente -Hola señorita Woo, es un gusto conocerla.
El presidente aplaudió feliz -Se llevan tan bien- miro al señor Lee -Dejemos a los muchachos un momento, hay que discutir sobre negocios.
-Por supuesto- mientras el presidente se retiraba el observo a Minho y con la mirada le indico que conversara con la chica, era más que seguro que su padre necesitaba del presidente así que tendría que salir con la hija de ese hombre.
El castaño sonrió mientras caminaba junto a la chica -¿Quieres tomar un café?
La chica lo miro feliz mientras asentía repetidas veces -Me encantaría!
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Jeongin le entrego un cigarrillo a Minho -¿Entonces el niño que debiste matar ahora creció y se enamoró de ti?- su hermano asintió -La vida si que trae sorpresas.
Le dio una calada a su cigarrillo y exhaló el humo mientras sentía sus ojos arder -El no me ama. Sufrió demasiado por mi culpa y piensa que soy el único que puede llegarlo a amar, solo está conmigo porque piensa que es lo único que le queda.
-¿Por qué crees que no te ama? Siempre veo que te mira como un cachorro que ama demasiado a su dueño.
Sintió sus mejillas arder, si tan solo su hermano supiera que en realidad lo ve como comida -No quiero que me ame, ya estoy viejo y mi cuerpo está demasiado sucio, no merece que esté con alguien como yo.
-Te equivocas- acaricio la espalda de su hermano -Tu y él merecen ser feliz después de todo lo malo que han pasado, no vuelvas a decir que tú cuerpo es sucio porque el ama cada parte de ti y por las marcas que siempre tienes se puede ver.
Negó rápidamente -Darle mi cuerpo es lo menos que puedo hacer.
Sentía su corazón romperse, le dolía ver a su hermano de esa manera como si fuera incapaz de ser amado -No te engañes, no solo le das tu cuerpo estoy seguro de que no solo es sexo sino también amor, no te menosprecies y acepta lo que sientes por él.
Eso había sonado muy sabio, miro a su hermano y revolvió sus cabellos -¿Desde cuándo creciste tanto?
Reviro los ojos mientras sonreía -Eres tan malo cambiando de tema.
-Lo sé- su celular vibro -Tengo que responder, disculpa.
-Adelante- sonrió al ver el nombre de Hannie sobre la pantalla.
-¿Si?
Escucho un suspiro cansado a través del teléfono -Minhonnie ¿Puedes venir a casa ahora?
Le preocupó mucho el tono de Jisung, se escuchaba algo triste -¿Paso algo?
-Es importante.
-Llegaré lo más rápido posible- no obtuvo respuesta así que como rápidamente, tenía que llegar pronto a casa, camino hacia su hermano menor -Era Jisung, al parecer algo importante surgió así que tengo que irme.
-Creo que más bien el cachorro eres tú y él es el amo- soltó una carcajada -Nos vemos luego Minho.
-Hasta pronto Jeon.
Minho conducía a casa mientras la preocupación persistía en el, ¿Qué era tan urgente?
Mi corazón late con fuerza, ¿Por qué me preocupo tanto por ese chiquillo?
