CAPÍTULO 30

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-Perdón- dijo Sanha ya que yo me había quedado sin voz.

-Oh, no te preocupes Sanha- se levantó Liv del sofá y se acercó-. ¿Ya te vas?- preguntó, medio consternada.

-Si- dijo él.

Me empujó discretamente por la cintura, mientras que yo me esforzaba por borrar mi rostro afligido. Medio reaccioné. Seguí a Sanha hasta la puerta y él notó mi reacción.

-Nos vemos luego, chicos- dijo Sanha y dijo adiós con la mano a Eunwoo y Liv; entonces se acercó a mi y me plantó un beso tierno muy cerca de los labios, rozando sólo la comisura y antes de que se despegara demasiado de mi rostro, me guiñó un ojo. Me quedé parada ahí, analizando lo que Sanha acababa de hacer, o mejor dicho, el por qué lo había hecho.

-Adiós- musité por fin y luego cerré la puerta tras ver la sonrisa de Sanha.

Me giré y los ojos inquisidores de Liv me acusaron mientras que los de Eunwoo me miraban como si estuviesen furiosos, pero eso era imposible, ¿no? No puede enojarse tanto por una estúpida rosa. Porque... esa era la razón, ¿no?

Se limitó a intimidarme y cuando lo notó dejó de hacerlo y bajó la mirada.

-¿De qué tanto hablaron Sanha y tú?- preguntó Liv, la curiosidad que siempre había existido en ella ahora me resultaba extrañamente fastidiosa.

-De nada importante, ya sabes- me encogí de hombros-, su tía, la cena- dije, divagando un poco- ¿Sabes? Voy a ver si tenemos correspondencia- inventé, para poder escapar un rato de aquel incomodo momento.

-Pero...

No dejé que Liv terminara e interrumpí el sonido de su aguda voz cuando la puerta me colocó del otro lado, suspiré y bajé con lentitud las escaleras, necesitaba un poco de aire fresco. Llegué hasta el lobby y revisé en el cajón marcado con el 312 para ver si teníamos correspondencia, no había nada más que unos cuantos folletos de publicidad, a lo poco que pude entender. Arrugué los papeles y los hice una bolita mal hecha, luego salí del edificio y me senté en las escaleras de la entrada en donde deposité las bolitas de papel a un lado, me llevé ambas manos a mis ante brazos, esta noche había decidido teñirse de un azul oscuro y gélido aire. Suspiré, haciendo que el vapor saliera de mi nariz y chocara con el frío.

La puerta se abrió a mis espaldas y antes de que pudiera articular algún pensamiento, su voz me distrajo.

-Necesitamos hablar- me dijo Eunwoo haciéndome pegar un brinco, su tono era un poco áspero y cuando me giré a mirarlo, se esforzaba en ocultar un rostro medio colérico, pero la mascara no resistía muy bien.

De pronto me asusté. ¿Tan mal se había tomado que yo le hubiera dado la rosa a Liv? Le miré con ojos angustiados.

Se sentó a mi lado, ahí en el frío cemento de las escaleras desgastadas de la entrada y el contacto con su piel me produjo un tierno calor cuando pegó su brazo y hombro al mío.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-¿Qué fue eso?- me dijo, con el mismo tono de voz.

-¿Qué fue qué?- esto parecía un juego de palabras.

-Eso con Yoon Sanha, ¿por qué te beso?

Me solté a reír de puro nerviosismo, yo pensando que él me daría una buena amonestación por lo de la rosa y, ¿me sale con esto?

-No me besó- dije.

-¿Entonces cómo le llamas al hecho de que él haya pegado sus labios a los tuyos?

-¿Qué?- reí aún más y al parecer a Eunwoo no le hacía mucha gracia- Sanha no me besó, no en los labios, al menos. Fue un beso de amigos.

-Pues no parecían amigos- farfulló.

-Dong-min, pareces mi padre- dije medio molesta por tener que darle explicaciones y la risa se volvió una línea tensa en mis labios. Eunwoo suspiró y decidió mejor cambiar de tema, aunque no de tono de voz.

-¿Por qué le diste la rosa a Olivia?- preguntó.

-Porque ella es tu novia, Eunwoo- dije, aunque me haya dolido rectificar aquello-. A ella es a quien debes darle rosas, osos de peluche o lo que sea.

-Pero yo te la quise dar a ti- insistió.

-Y yo no iba a decirle a Liv eso, ¿o si?- suspiré-. Eunwoo ¿por qué te molestas tanto con las cosas que hago? ¿Por qué te importa que le haya dado la rosa a Liv e inventado una excusa para salvarnos el pellejo? ¿Por qué te molesta si Sanha me besa o me lleva un ramo de flores?

Se quedó en silencio un rato, mirando hacia delante con el ceño fruncido y sus labios formando una línea.

-No lo sé- musitó-. Tengo que irme- se levantó rápidamente y caminó hasta su auto, desapareció calle abajo.

Me quedé sentada ahí, sin saber bien qué había ocurrido hace unos minutos; era la clase de desconcierto que hace que te duela la cabeza y sentir como si tus pies volaran lejos del planeta tierra. ¿Por qué Eunwoo había actuado así? A no ser que... no, claro que no. Eso era imposible.

Suspiré agobiada, si Eunwoo había malinterpretado todo, seguro Liv también y ahora, aunque no tenía ganas de mantener una conversación para mentirle más a Liv y sonreírle condescendientemente, tenía que pararme enfrente de ella y darle el mismo sermón que le di a Eunwoo, el de "Sanha y yo sólo somos amigos".

Me levanté desganada y abrí la puerta del edificio, conduciendo mis pies escaleras arriba hasta llegar al tercer piso y al departamento 312. Suspiré de nuevo antes de entrar, rogándole a Dios tan sólo un poco de ayuda, Liv podía llegar a ser realmente persistente.

Abrí la puerta y visualicé a Liv mirando TV desde la cocina, mientras calentaba en el horno un plato de Tteokbokki del día jueves. Cuando me vio entrar se giró hacia mí y me sonrió de gran manera haciéndome ver sus dientes medianos y blancos, tan fuertes como un roble. Traté de sonreír.

-¿Por qué la gran sonrisa? ¿La comida no se te quemó hoy?- bromeé.

-Ay- se quejó como niña pequeña-. Eso fue solo una vez hace ya varios años- dijo y rió, dejando escapar el sonido levemente gutural de su risa. Me tuve que reír también, recordando aquella escena de la comida quemada en casa de su abuela, cuando teníamos 17 años.

-Bueno, pero no es por eso que sonrío- me dijo-. Tú tienes algo que contarme- levantó las cejas una y otra vez.

-¿Cómo que?- me hice la que no sabía.

-No sé, tú dime, algo que tenga que ver con un chico llamado... ¿Sanha?- tanteó. Puse los ojos en blanco.

-Liv, ¿cuándo vas a entender que Sanha y yo sólo somos amigos? Ya aclaramos el punto y estamos bien siendo amigos.

-Pero yo vi...

-Un beso, ya sé- la interrumpí, de nuevo poniendo los ojos en blanco-. Livvie, pero ese no fue un beso en la boca, fue en la mejilla, cerca, pero fue de amigos, nada más- dije.

Se quedó en silencio como por tres segundos y luego exhaló.

-Eres aburrida- dijo y se giró para ver su plato girar en el plato de vidrio, dentro del horno.

-El hecho de que no me guste Sanha no quiere decir que sea aburrida- me defendí.

-No, pero desde que llegaste a Seúl no has salido con ningún chico- me dijo-. A menos que...- se giró de nuevo y me miró, la sonrisa volvió a expandirse por su rostro- ¿Te gusta Jungkook?- preguntó.

-¿Qué?

-Pues no sales con más chicos, vas de aquí para allá pero no sin las mismas personas: Sanha, Jung, tu amiga la de las fotos e incluso Eunwoo.

Algo me estrujó el estómago cuando dijo su nombre.

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Ay mi Livvie, si supieras la escenita de celos que le hizo tu novio a _________...

‧₊˚𝑴𝒂𝒏𝒖𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒑𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐‧₊˚ || Cha Eunwoo || ADAPTADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora